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Magíster en Comunicación Social, Consultor en Comunicación, Crisis Corporativas y RSE. Socio de Innsolar Chile, www.innsolar.cl, Santiago de Chile http://cl.linkedin.com/in/sergiov1

miércoles, 24 de junio de 2015

PLATAFORMA COMUNICACIONAL

La organización y cobertura de grandes hitos deportivos, se han convertido en la actualidad, en el foco de una mirada globalizada, tanto en su desarrollo como en su desenlace. Estas instancias,  adicionalmente se han transformado en un incentivo para diversos sectores productivos y  en un aliado estratégico para construir atributos de posicionamiento de los países anfitriones.




Hace décadas que el mundo moderno ha venido promoviendo el deporte como una actividad inherente al desarrollo humano. Esta tendencia ha ido evolucionando e integrando una disposición irrefrenable hacia la profesionalización en todos sus ámbitos, entre los que destaca el puramente deportivo de cada disciplina. En este contexto los desarrolladores de productos de cada actividad, proveedores de insumos a los proceso productivos, tanto en sus estándares organizativos, como en sus mecanismos de difusión hasta convertir estas actividades en verdaderos incentivos para un sin número de industrias, entre las que destaca el turismo, transformándose en un actor cada vez más relevante en la complementariedad a estos procesos y los beneficios se observan como una cuestión de estado, sin olvidar que sus alcances tienen un carácter inevitablemente sistémico.

Torneos de alta convocatoria y de transmisiones globales como Juegos Olímpicos, copas continentales y mundiales de futbol, Torneos de Tenis como Grans Slam, Triatlones o Iroman, Torneos de Golf como los Majors, Circuito de Fórmula 1, entre otros, seguidos por millones de fanáticos alrededor del mundo, generando la demanda de diversos servicios en los países donde se desarrollan estos hitos deportivos. 

Esto contribuye a fortalecer la inversión privada y pública para dar los mejores estándares de servicios y para hacer de estos eventos, íconos de la cultura globalizada. Por ello, asistir a estos torneos continentales y adicionalmente vacacionar en los países organizadores, genera una demanda sistémica de cientos de miles de turistas que pueden llegar para participar del evento deportivo por el cual se desplazan, pero adicionalmente pueden descansar, conocer y disfrutar.

En el transcurso del mes de junio del 2015, estamos en pleno desarrollo de la Copa América de Fútbol, en Chile. Cientos de miles de turistas están generando una gran demanda de importantes industrias como la  hotelera a través del país y en especial de las ciudades donde habrá competencia futbolera. Adicionalmente, los Malls de cada ciudad, donde van los hinchas de cada país asistente, restaurantes, transportes, empresas de servicios. Todos se ven extraordinariamente estimulados y son sujetos de una demanda sobresaliente durante estos periodos.

Otro aspecto que no deja de llamar la atención se relaciona con el hecho más bien socio cultural que de mercado, me refiero a que el futbol se ha convertido en un deporte que ha dispensado un espacio, un refugio para el  desarrollo de las “barras bravas”, las que sólo han permeado un alejamiento de la ciudadanía con esta actividad, básicamente por los riesgos, aversión y temor a las agresiones que estos grupos imprimen como un sello de diferenciación.

Pero el desarrollo de esta Copa América 2015 en Chile, no ha sido así. Los expertos señalan que son públicos distintos, tanto el de equipo que va domingo a domingo al estadio, respecto de las personas que vienen a ver los partidos de sus selecciones en los estadios designados. De hecho tuve la oportunidad de pasar, por fuera de un estadio, sin saber que me toparía de frente con los asistentes en masa a ver un partido de la selección de Brasil contra la selección de Venezuela, pero para mi sorpresa, esto era muy distinto a la presencia de barras bravas intimidando y poniendo en riesgo a las personas que se cruzan en su camino. Esta vez, era la familia que podía ir al partido de alta convocatoria, padres con sus niños y esposas, parejas jóvenes y mayores, caminando hacia el estadio en tranquilidad y con la seguridad extradeportiva con que esta actividad se desarrolló por décadas en Chile y otros países.

Este tipo de fenómeno, genera un clima de alta favorabilidad social, de imagen positiva, proyectada a través de los medios de comunicación a nivel global. Es el mejor momento para generar contenidos en las campañas de Public Relations con cobertura a nivel global, noticiarios que hablan del evento deportivo, pero que también otorgan cobertura en TV, prensa online, radios, portales noticiosos; permitiendo reforzar contenidos, si todo anda bien, relativo a los aspectos más positivos de cada destino, de sus atractivos, de la cultura local, de su patrimonio arquitectónico, de la oferta de destinos y de los incentivos de cada país o mercado, en el caso de Chile y por la temporada invernal, de la práctica ski o snowboard, en sus más de 20 centros invernales, de su oferta gastronómica, de su industria vitivinícola a través de recorridos para turistas a las zonas viñateras, de las singularidades en la zona norte y el desierto así como de la zona sur, esencialmente lacustre y sus atributos, en especial de su extensa red de centros termales. Es decir, lo que la industria local tiene para generar incentivos. Con ello, el país anfitrión del evento deportivo, puede crear niveles de posicionamiento para incentivar la demanda turística futura.

En definitiva, una gran oportunidad para mostrar el potencial de cada lugar y la obligación para hacer de estas actividades una plataforma comunicacional de muy bajo costo, para promover destinos, capacidad instalada  y promover a un país en su más amplia diversidad.



martes, 5 de mayo de 2015

MIRADA CREADORA


Hace poco, leí sobre el interés y desarrollo por la astronomía en Chile, ello gracias a la notable calidad de las condiciones naturales de observación y naturalmente a un importante crecimiento en infraestructura necesaria para el desarrollo de esta actividad en los más diversos niveles. Pero hubo una distinción que me pareció, verdaderamente significativa, y esto es la disposición a crear, a emprender, que permite, en definitiva, que la sociedad o el mercado  genere una cultura de oportunidades, crecimiento y desarrollo.  



Existen condiciones naturales, específicamente en el norte de Chile, al tener cerca de 290  noches despejadas al año, estimulando a que muchos proyectos astronómicos al más alto nivel científico, hayan decidido desarrollar infraestructura con tecnología de punta, para explorar desde estas latitudes la insondable y enigmática historia y comportamiento del universo y por ende de nuestras circunstancias, como especie viva en este planeta. La estimación es que la zona norte de Chile, Antofagasta II y IV región son por antonomasia, los lugares de mayor desarrollo de la astronomía a nivel global, cabe señalar que cerca de un 40% de la infraestructura utilizada para la observación astronómica en el mundo, se utiliza en esta zona y las proyecciones son de alcanzar un porcentaje entorno al 70% en los próximos 10 años.

También hay niveles más intermedios que permiten hacer una observación para propósitos recreativos y educativos, los que definen una oferta intermedia muy atractiva, con más de 24 centros que promueven el “astroturismo” es decir, se abren recorridos que combinan visitas a observatorios e incluyen  también visitas a viñas, centros termales y otros atractivos para diferenciarse.

Todo esto me lleva a reflexionar, sobre el rol que juegan las políticas públicas de calidad, en especial las que sean capaces de promover condiciones de mercado para que los emprendedores gestionen sus propias iniciativas y tomen los riegos inherentes a las características  de cada prospecto e inversión, en pos de desarrollar proyectos exitosos y sustentables en el tiempo.

En este contexto, lo que no dejar de llamar mi atención, es que hay mercados donde el emprendimiento se empieza a convertir en una práctica cultural, donde las personas están interesadas en explorar oportunidades y cuando se desarrollan incentivos y condiciones que genuinamente se pongan al servicio de las personas y sus iniciativas, estas se traducen en emprendimientos y con ello se genera una corriente de creatividad y desarrollo para los países. 

En esta perspectiva, y en el marco de experiencias exitosas en otras industrias, tenemos muestras interesantes del significado e impacto de políticas públicas y estímulos bien diseñados, en lo realizado y liderado por el Estado de Chile, a través de distintos gobiernos, para generar incentivos para el sector tecnológico.

Para ello,  se creó el programa Startup Chile, el propósito fue construir un polo de innovación y desarrollo. En esta perspectiva,  se buscó atraer innovadores de otros países, con proyectos de potencial crecimiento global, para que vinieran a Chile y generarán incentivos, cambios culturales potentes, en particular en materia de emprendimientos tecnológicos.  

En definitiva, lo que se ha venido incentivando, es hacer y premiar a proyectos que están en una etapa temprana, considerados como riesgosos para otros inversionistas como los llamados “Ángeles en USA”, posibilitando, un espacio para poder desarrollarlos en Chile. De manera tal que lo que se permite y financia, es que testeen estos proyectos innovadores, pero riesgosos y con ello, disminuyan las inseguridades frente a futuros inversionistas en otros mercados más atractivos.

A estos programas en Chile, ha postulado miles de emprendedores de Internet de más de 50 países a través del mundo en los últimos años. Se han seleccionado cientos Startup y cada uno ha recibido unos US 35.000 mil dólares, además de oficinas gratis y visas de trabajo. No se busca que una vez desarrollados estos proyectos se queden en Chile, sino que después de pasar 6 meses en Chile, puedan tener reuniones con emprendedores locales y hablar en universidades, entre otras responsabilidades. Cerca de un 30% de los emprendedores extranjeros, se ha quedado en Chile y al quedarse, tienen un atractivo espacio de crecimiento, especialmente  dentro de la región, es decir América Latina.

Se espera que esto genere al largo plazo, una señal positiva en el desarrollo de más patentes de invención y en consecuencia impacte en la creación de riqueza. Para el Estado y mercado chileno es fundamental, construir una balanza comercial donde las exportaciones chilenas a otros mercados, logren paulatinamente posicionar y ponderar productos con alto valor agregado y que crezca por sobre la exportación de productos primarios, como fruta, granos, cobre; vino, entre otros. Esto representa un desafío estratégico para el desarrollo y fortalecimiento de la economía chilena o de cualquier otra economía, en la era del conocimiento.

En Chile, como en muchos países de la región,  coexisten, citando a Alvin Toffler, las 3 Olas de la Humanidad, que explicarían la historia y el desarrollo a nivel global: La 1era Ola era Agricultura, la 2da Ola era Revolución Industrial y la 3era Ola es la del Conocimiento. El desafío país para Chile, es fortalecer la capacidad de innovación, ahí la tecnología juega un rol fundamental en lograr reducir las exportaciones de productos básicos por alternativas de exportación donde exista mayor valor agregado e innovación.

El turismo para este proceso creativo, no está ajeno a esta tendencia de innovación y visión marginal en la generación de negocios, es decir ver algo que no todos ven, y ser capaz de conseguir los recursos y las personas para desarrollarlos. El astroturismo, es una inflexión, una oferta de nicho para una industria, pero a la vez y por sobre todo, una forma paradigmática e innovadora de enfrentar y abordar nuevos ejes de gestión y desarrollo para las personas, sus mercados y países.




sábado, 4 de abril de 2015

TURISMO Y DESARROLLO ECONÓMICO


En el transcurso del tiempo, han habido diversas industrias que han permitido el desarrollo económico y social a muchos mercados, basados en su capacidad de gestión, capital y conocimiento, en sectores tan disímiles como el energético, financiero y turismo entre muchos otros. Todo ello, como una base para perfilar oportunidades y mejor calidad de vida a las personas y sus países.



Sin duda alguna, los volúmenes de divisas que se generan en diversos mercados como destino turístico, contribuyen a validar la importancia relativa que tiene y aportan a cada economía. El turismo, en particular, ha experimentado un proceso de pleno crecimiento fundado en una demanda muy heterogénea y diversifica, desde los “springbreakers” hasta el turismo de tercera edad.

En Latinoamérica hay países con una amplia experiencia de décadas, orientados al desarrollo de esta actividad y otros más recientes, han alcanzado en muy poco tiempo, un estatus en infraestructura y estándares de servicio que dan cuenta del interés y vocación que ha comenzado a emerger.

Los incentivos para la aparición de nuevos actores en el mercado hotelero, enfocado a diversos nichos y modelos de servicios, tales como líneas aéreas, proveedores de servicios e insumos, mano de obra calificada, entre otras, son una respuesta innegable a la cadena de valor que requiere la oferta  de servicios turísticos de cada mercado en el antes, durante y después de que un turista evalúa un destino, invierte, viaja, descansa y regresa de él.

En este sentido el rol que vienen a desempeñar las políticas públicas de cada país, ha sido fundamental en definir condiciones y asistir los procesos de visualización pública a nivel global, de inversión, de cuidado del medio ambiente, de condiciones que permitan crear incentivos atractivos tanto a los inversionistas, operadores y público que demanda de nuevos destinos y ofertas de temporadas y de nichos por seducir.

En definitiva, lo que se espera de esta esta actividad, es que contribuya en cada mercado en el proceso de incorporación y transformación, en una oportunidad, para hacer del turismo una herramienta en la perspectiva de reducir la pobreza, incentivo que anima no sólo a las autoridades políticas de cada país, sino a sus propios ciudadanos.


Por ello, el rol de la sostenibilidad juega un rol tan relevante, no sólo en la perspectiva de lo que señalaba el economista inglés Charles Handy, respecto de reelaborar la lógica de sugerir un nuevo paradigma para los negocios del mundo capitalista, “Para quién son los Negocios”, sino de producir desempeños globales  y balanzas comerciales muy a favor de incrementar el crecimiento, desarrollo y riqueza de un modo más horizontal a la población y al resguardo y protección de sus recursos naturales. 


Nota publicada originalmente, en editorial de revista Turismo4, en http://www.turismocuatro.cl/t4revista/#p=18



miércoles, 8 de octubre de 2014

VALPARAÍSO y LA ALDEA GLOBAL



Desarrollo, comunidades y comunicación

El puerto de Valparaíso, sin duda, es sinónimo en buena medida, de una tradición irrevocable de multiculturalidad transversal. Posee una vocación de antagonismos, lo local y cosmopolita, la tradición y el cambio, el desarrollo y el estatus quo. Aunque sus cifras, en materia de desempleo, productividad y crecimiento hacen indesmentible un escenario de desarrollo no del todo optimista, con  tendencias que apuntan a un cierto consenso de falta de crecimiento y de ausencia de signos de hegemonía regional a nivel país, esta ciudad está en búsqueda de retomar un camino de desarrollo inclusivo con sus habitantes.

Valparaíso, requiere mejorar de un modo transversal y con ciertas urgencias, tanto en lo cuantitativo como cualitativo, no sólo en su capacidad productiva, sino en la generación de empleo, de desarrollo portuario, vial, inmobiliario, industrial, tecnológico, como polo de desarrollo y atracción turística, cultural, en definitiva; este proceso de cambio y desarrollo, debe estar orientado en alcanzar un destino común para sus habitantes, que signifique edificar bases sólidas, perdurables y al alcance de todos.   

Los grandes temas por abordar y resolver, parecen destinados a desplazarse en el marco de un protagonismo desde la asimetría social, cultural, política, y en particular desde muchos más ángulos, interpretaciones, pulsiones y miradas que obligan a comprender la complejidad y la exigencia que supone ponernos de acuerdo como ciudadanos, en especial,  cuando la incertidumbre del desarrollo, es un marco referencial, basado principalmente en las desconfianzas hacia las estructuras de poder, por interpretar y resolver correctamente y alineada con los distintos actores o segmentos sociales, que dan forma a la sutil complejidad de esta ciudad puerto.

En esta perspectiva, las experiencias de otros grupos sociales, enfrentados a escenarios políticos reñidos por buena parte de la sociedad, es una experiencia disonante, indeseable, pero actual. En este contexto, los sistemas de comunicación nos muestran, no sólo ubicuidad en las ideas y alineamiento de grupos antes ignorados, sino que de su capacidad al abrir, articular y liderar campos de presión, sobre cualquier actor público y con ello demostrar su capacidad de desestabilización, a las que nadie a nivel público y corporativo, puede y debe estar indiferente.

En esta perspectiva, existen innumerables casos de connotación pública, que muestran el rol deliberativo y persuasivo que han adquirido los grupos organizados a través de las redes sociales, para alcanzar luego a través de los medios de comunicación y líderes de opinión, aliados y mayor exposición, conformando alcances e impactos basados en posiciones contra empresas y personas que se convirtieron en blanco  de sus campañas. Un ejemplo reciente y de larga data, ha sido el conflicto entre la Empresa Portuaria de Valparaíso, EPV., con la comunidad por proyecto Mall Barón, posicionándose como un conflicto, que mirado con perspectiva histórica y más allá que se hayan cumplido a cabalidad, por los actores interesados, lo que la institucionalidad exige para estos procesos, demuestra que la comunidad es parte interesada en deliberar y definir su propio destino y resulta, sensato crecer bajo los acuerdos y consensos de cómo se debe alcanzar el desarrollo productivo y social.

Esta es una mirada que nos debiera permitir reflexionar sobre qué debe cambiar para elaborar una forma de desarrollo que no sólo descanse en la necesidad de contar con inversionistas, tecnología y proyectos, o sobre la importancia de generar empleo, o sobre el interés de encontrar mecanismos y formas de alcanzar el desarrollo económico tan fundamental para cualquier comunidad, ciudad país, sino de cómo el desarrollo se debe resolver, en el marco de la participación transversal y la posibilidad de deliberación más simétrica, más transparente, menos impuesta. La colaboración debe estar por sobre imposición, la participación transversal democrática, por sobre la hegemonía de los grupos del poder.

El futuro de Valparaíso y cualquier ciudad, en Chile u otro país del mundo, en la era del conocimiento y de la comunicación simétrica, debiera estar orientada a ser parte un proceso de mejora permanente, de integrarse a  un paradigma de mayor tolerancia, donde la búsqueda de alcanzar mejores estándares de vida es un objetivo transversal, legítimo y donde la complejidad de deliberar y ponerse de acuerdo de modo responsable y sustentable, resulta fundamental para mejorar genuinamente en el modo de hacer de nuestras ciudades, espacios con oportunidades, con ciudadanos iguales ante la ley y el mercado, donde los privilegios no sean adquiridos, sino sean el resultado del esfuerzo y las capacidades individuales y de grupos.  

Estos nuevos escenarios sociales, plantean un desafió que nos sugiere a todos sin excepción, ser parte contribuyente de las definiciones de cambio a la hora de mejorar, en orden a que la paz social, el desarrollo económico y la participación es una responsabilidad que la sociedad debe construir desde y hacia todas las direcciones, el poder ya no está sólo y se ejerce únicamente desde las estructuras tradicionales, conocidas, sino que se hace presente a través de la declaración de molestia y desacuerdo público de la sociedad, que parece no estar dispuesta a quedarse indiferente respecto de cómo se construye y se mejora desde la verticalidad, sino como desde un espacio público, más transversal, donde muchos quieren ser parte fundamental del cambio, al entenderlo, construirlo y mejorarlo.


lunes, 8 de septiembre de 2014

EL DEPORTE COMO PRODUCTO TURÍSTICO

El deporte, es fundamental en muchos sentidos para el desarrollo del ser humano, y su práctica en las más variadas disciplinas se está convirtiendo a nivel global, en una experiencia de masas

 
Sin duda, los pasados 50 años se podrían calificar como un periodo “breve”, una inflexión de tiempo, comparado con la historia de la humanidad, pero sin duda este periodo, ha sido de un impacto inconmensurable. Sólo como referencia, podemos constatar que desde el año 1800, la población mundial era cercana a los 1.000 millones de habitante, pero ya para fines del 2000 ésta había aumentado a casi 6.000 y para fines de 2011 estábamos en los 7.000 millones.
 
Las consecuencias de este sólo fenómeno, tienen múltiples aspectos destacados por observar. Uno de ellos sin duda es el cuidado e interés que tiene la población por vivir más, y como silogismo de esta expectativa, disponemos de facilidades, mejor acceso, así como más y mejor nutrición.
 
La experiencia de vida está sometida al cuestionamiento y a una búsqueda de sentido, los notables avances en medicina, biotecnología, comunicaciones y en conocimiento general son un aporte más.  Y en este contexto, el deporte en las personas, se ha erguido, como una necesidad indiscutible para desarrollo humano,  que asiste y permea este tipo de intereses.
 
El deporte, resulta inherente y necesario en muchos sentidos a la vida de cada ser humano en sus distintas etapas, ya sea por el fortalecimiento del desarrollo físico en la primera etapa de crecimiento, y posteriormente a nivel sistémico por estimular el sistema nervioso en el organismo al liberar endorfinas, mejorar la confianza, aliviar la ansiedad y fortalecer en términos amplios el desempeño del cuerpo y psiquis.
 
En este contexto, la práctica deportiva ha derivado en las más variadas disciplinas a través de la historia, y por lo mismo se ha convertido en un fenómeno progresivo de demanda a nivel global. En este sentido, podemos segmentar por condiciones climáticas, geográficas, y turísticas algunos deportes que se empiezan a posicionar como incentivos directos en el consumo turístico a nivel global.
 
Por ello, el Montañismo en Himalayas (Everest, K2), el Running y Maratones como la USA (New York), Alemania (Berlín), Inglaterra (Londres), Grecia (Atenas), etc., el Surf en Hawai (Waikiki), Australia (Wollongong), o Chile (Pichidangui);  el Buceo en México (Cozumel),  Fiji (Savusavu), Costa Rica (Isla Cocos), la práctica del Esqui o Snoboard, en USA (Colorado), Suiza (Zermatt), Chile, (Zonas centro y sur), la Pesca Deportiva para aguas continentales o dulces (ríos, lagos, etc.) y de mar, entre algunas por mencionar.
 
Todos estos destinos y disciplinas deportivas, requieren de condiciones naturales e infraestructura para desarrollar y vivir las mejores prácticas. Pero eso, su oferta, debe incluir estándares de servicio que hagan de la experiencia e interés en viajar, y en seleccionar destinos, para realizar estas prácticas, una experiencia especial, muchas veces única e inolvidable.
 
En esta perspectiva, las políticas de la industria turística en cada país, así como de los operadores turísticos, tienen la oportunidad de tomar las ventajas comparativas de ofertar actividades y disciplinas deportivas, como un valor agregado, o como un objetivo diferencial de primer nivel, que hace más atractiva la oferta, con ello,  la segmentación no sólo es de un usuario que dispone de los recursos necesario para viajar a un lugar determinado, sino que su decisión de destino, será resuelta por la posibilidad y privilegio de practicar su deporte favorito en las mejores condiciones y lugares a nivel global.
 
El desafío para los turistas que quieren viajar, sólo por practicar su deporte favorito, es encontrar ofertas turísticas con genuinos incentivos, que sean capaz de calzar con sus expectativas y finalmente satisfacer sus necesidades de competición, simple práctica, descanso, y servicio a un precio atractivo.
 
Por esto, las ofertas que sean capaces de entender que esta ecuación debe integrar, destinos atractivos, estándares en servicio, infraestructura, entornos irrepetibles, y condiciones que hagan irresistible o al menos tentador evaluar las mejores ofertas disponibles en el mercado del turismo deportivo, serán las que resultarán premiadas con la selección de turistas incentivados a practicar su deporte favorito en los mejores destinos a nivel global.
 
 

lunes, 18 de agosto de 2014

IDENTIDAD TURÍSTICA

La gastronomía se está convirtiendo en una industria que crece, pero que adicionalmente pueden contribuir en resaltar algunas diferencias positivas en la identidad de marca de cada país.



La gastronomía es una relación que se establece entre las personas y su nutrición, en un contexto social, geográfico y humano. Alvin Toffler, señalaba que para entender el desarrollo humano, podíamos hacerlo a partir de tres grandes hitos que él denominó “olas”.
La primera Ola, era el periodo en que el hombre descubre la agricultura, deja de ser nómade y es el inicio de los distintos asentamientos humanos y su más primigenio desarrollo social, ahora podemos cosechar y así producir una agricultura y ganadería que nos permite comenzar a transformar el medio ambiente.
Luego sugirió que La segunda Ola, era la que daba cuenta de la revolución industrial, y de la máquina a vapor. Dejamos de producir desde nuestro esfuerzo físico y el de los animales y logramos producir en serie, así aumenta el crecimiento demográfico y los volúmenes de producción, emerge el concepto de familia nuclear y de educación, y surge la imprenta y la prensa, naciendo con ello, los medios de comunicación social, como el periódico.
Finalmente, surge la tercera Ola, del conocimiento. Acá el mundo germina como lo vemos hoy, la personalización, el impacto de las TI, comunicaciones, aumento exponencial de conocimiento, la sociedad y la familia se diversifica en un sin número de formas y relaciones humanas. Nos globalizamos y la identidad vive una dinámica de contaminación  - positiva/negativa - irrefrenable, en parte por las comunicaciones, la tecnología, en parte por la posibilidad de trasladarnos por el mundo sin restricciones y la gastronomía en este proceso vive una experiencia de cambio,  de internacionalización, de identidad.
De hecho cuando alguien viaja,  quiere conocer y comprender la cultura local, no sólo quiere ver y saber de lo nuevo, sino que quiere probar, degustar qué comen, con qué sabores, texturas, aromas y con ello reconocer desde otros sentidos, la esencia del nuevo lugar al que se llegó. Por cierto, que hay países que han logrado transcender a través de su gastronomía, Japón lo hizo a través del sushi, Argentina a través de la carne asada, Italia con sus masas y pastas, Perú con el cebiche, etc. Pero después de cruzar el umbral de este logro de identidad país, cada región, cada ciudad, cada localidad tiene sus secretos, sus sabores sus logros  e identidad culinaria.
Esto ayuda a entender que mucha gastronomía regional, que está en la eterna disputa del origen, (“…es mía”, “…no por favor”, “…la hacemos desde siempre”,”… de ningún modo…”, etc.) y que luego se descarta la posibilidad de aceptarse o adaptarse como identidad gastronómica, y ello es justamente lo que debe ser resaltado, no negando al otro u otra cultura, o entregando premios de consuelo.
Alguien me comentaba, que conversando con turistas alemanes de paso en Chile, destacaron lo inolvidables que resultaron los “completos”, entre otros alimentos mencionados. De hecho, recordé el mediático paso de Anthony Bourdain, el chef de Tv cable, por Chile y creo que todos nos preguntábamos a qué lugares iría, para reconocer el ADN gastronómico de este lado de América del sur. Después de visitar distintos lugares, beber - que siempre lo hace - y probar comida, habló del completo en la versión chilena, las empanadas de mariscos, sopaipillas, vino con helado – terremoto -, caldo de “pata”  - cerdo - y lomitos de cerdo, entre otros. Yo discrepo de la guía que tuvo, pero en gran medida, me parecen bien estos alimentos y brebajes, ya que como varios otros, los aceptamos como una parte de nuestra historia e identidad cultural.
Así que perfectamente, podría volver a formularse la pregunta referida a si por muy cosmopolita que resulte un alimento, no cobra valor y en particular toma identidad, cuando se hace un imperdible de cada sociedad. Con sus rasgos, con su impronta, por lo demás; imagino que al menos eso dirán los Neoyorkinos de sus “hotdogs” como los chilenos de nuestros “italianos” - hoddogs con palta, tomate y mayonesa -,  y por cierto, cada región y localidad aprovechando su geografía, su clima, sus condiciones, su historia y la adaptación que las nuevas generaciones hacen al tomar las tradiciones y rearticularlas, en nuevas posibilidades que sigan haciendo de éstas, una muestra más de la identidad cultural y gastronómica que cada lugar tiene como parte de su propia historia.



lunes, 4 de agosto de 2014

PRESENTE Y FUTURO DE LA SOSTENIBILIDAD EN EL MUNDO

No parece del todo alentadora, la encrucijada que como especie nos hemos impuesto en materia medio ambiental en pleno siglo XXI y era del conocimiento, ya que las pérdidas a nivel global de la biodiversidad son un hecho.


Una de las consideraciones, inherentes a comprender el estadio de la sostenibilidad en el mundo, supone aceptar un aspecto que resulta de alta complejidad, por un lado referido en términos amplios, al deterioro y contaminación de suelos con destino agrícola, de contaminación por residuos industriales, urbanos, sanitarios; de aumento de la deforestación a nivel global, así como del deterioro de la capa de ozono, en definitiva y como consecuencia de lo anteriormente señalado: pérdida de biodiversidad a nivel global.
Sólo como muestra, en diciembre de 2013, se hizo público en Chile, el “Informe País: Estado del Medio Ambiente Chile 2012”, en el que se evidencia la seriedad del deterioro del patrimonio natural,  y que lamentablemente se ha reducido en los últimos 10 años. Ahí se señala que: Chile está ahora más reducido y sus ecosistemas han perdido componentes y grados de funcionamiento”. (5to Informe, del Centro de Análisis de Políticas Públicas, del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile)
En esta perspectiva, nos encontramos con un problema de perfil sistémico y de resolución ética,   tanto al momento de cuantificar correctamente qué impacto tienen las emisiones de gases invernadero que cada economía genera y las consecuencias de esta situación a nivel global,  en particular en relación con el cambio climático.  Todo ello, nos permite plantearnos distintos aspectos, relativos comprender  cuál es el rol de las personas, empresas y gobiernos para lograr abordar una situación tan compleja, global y tan significativa como el calentamiento global y sus alcances para la vida.
En esta línea de pensamiento, resulta imposible pasar por alto el rol que deben jugar, tanto los gobiernos como las empresas, a la hora de incorporar cambios que se traduzcan en una nueva forma de producir y articular sus propias economía.
Lo cierto, es que la realidad no resulta del todo optimista, esto se funda  en la compresión que no todos los actores corporativos -empresas que no adhieren, o lo hacen por razones reputacionales o por simple presión de los inversionistas a políticas de sostenibilidad-, ni los gobiernos -USA fuera del  "Tratado de Kioto"  y aportando un 25% a nivel global de gases invernadero-, están plenamente conscientes del papel que juegan en este contexto al momento de producir de modo sostenible, ni cómo deben asumir su propio rol respecto de adoptar posiciones y políticas corporativas, en particular cuando no logran resolver un problema fundamental para  fijar incentivos en este cambio de funcionamiento. Me refiero, a la incapacidad de medir, la rentabilidad de invertir en políticas y prácticas operacionales que tiendan a fijar conductas sostenibles en sus procesos. Sobre ello, Carlos Vergara, en el (Reto de la sostenibilidad en las empresas” de Harvard Deusto Business Review"), indica que la disponibilidad corporativa, en estas materias existen, pero se enfrentan a un problema: La falta de correlación entre la sostenibilidad y el valor del negocio. Por ello se ha puesto como una necesidad la importancia de cuantificar el valor de las inversiones en esta materia, caso contrario, indica, corren el riesgo de convertirse en un gasto operacional más y estos, en esa condición,  tienen el riesgo latente de ser eliminados en cualquier momento. 

Además hay que señalar dos tendencias que se contraponen. La primera señala que algunos segmentos de consumidores, parecen preferir productos que se elaboran bajo parámetros de sostenibilidad. La segunda, adhiere a que no hay fidelidad de marca, sobre muchos productos de consumo a nivel global y eso lleva a establecer tendencias sobre las preferencias, y fundamentalmente sobre el valor final de productos, de modo que si las empresas que los producen no son sostenibles, eso no les hará cambiar de opinión sobre su forma final de consumo. 

Entonces, tenemos una dicotomía latente, pues si no hay relación definitiva entre ser sostenible y rentable, la evaluación de las acciones corporativas sostenibles se debilitan o al menos se hace más lenta su integración, en particular cuando las legislaciones y la institucionalidad medioambiental de cada economía, no afecta a muchas industrias y empresas, por lo que seguir en el mercado sin tener que responder por sus operaciones a la obligatoriedad medio ambiental de cada país o de ética y sostenibilidad, no parecen suficiente incentivo. Por ello, la decisión de ser sostenible,  sería sólo fundada en el espíritu de agregar atributos de valor a la marca y a la reputación como rasgos de diferenciación, que no siempre son un factor clave a la hora de elegir de los consumidores.
En este contexto, hay un aspecto que parece fundamental, y ese es la importancia de transmitir y educar a la sociedad y los mercados sobre qué está pasando respecto de los gases invernadero, cómo está generando perjuicios a la vida la polución y cuáles son los resguardos necesario para detener y preservar a los ecosistemas en franco deterioro, en particular, poniendo énfasis respecto de qué consecuencias e impactos están generando y tendrán para cada uno de nosotros.
En esta perspectiva, es fundamental el mérito y relevancia que por un lado, tienen el sistema político de cada país, articulado desde sus respectivos gobiernos, en torno a que sean capaces de definir y mejorar políticas claras para sus mercados y en la coordinación global con otras economías que validen estos principios. Y de las empresas, en ser actores productivos, que respetan y honran prácticas sostenibles.
Los consumidores y la sociedad, deben entender el mérito de estas definiciones y consumir premiando a quienes respetan sus propios procesos productivos bajo políticas sostenibles transparentes, de modo que las empresas que contaminan o no adhieran a prácticas sostenibles,  no tengan incentivos para seguir generando perjuicios sociales y medioambientales por su forma de producir y estén destinadas a desaparecer.


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