Desarrollo, comunidades
y comunicación
El puerto de
Valparaíso, sin duda, es sinónimo en buena medida, de una tradición irrevocable
de multiculturalidad transversal. Posee una vocación de antagonismos, lo local
y cosmopolita, la tradición y el cambio, el desarrollo y el estatus quo. Aunque sus cifras, en materia de desempleo, productividad y crecimiento hacen
indesmentible un escenario de desarrollo no del todo optimista, con tendencias que apuntan a un cierto consenso
de falta de crecimiento y de ausencia de signos de hegemonía regional a nivel
país, esta ciudad está en búsqueda de retomar un camino de desarrollo inclusivo
con sus habitantes.
Valparaíso, requiere
mejorar de un modo transversal y con ciertas urgencias, tanto en lo cuantitativo
como cualitativo, no sólo en su capacidad productiva, sino en la generación de
empleo, de desarrollo portuario, vial, inmobiliario, industrial, tecnológico, como
polo de desarrollo y atracción turística, cultural, en definitiva; este proceso
de cambio y desarrollo, debe estar orientado en alcanzar un destino común para
sus habitantes, que signifique edificar bases sólidas, perdurables y al alcance
de todos.
Los grandes temas
por abordar y resolver, parecen destinados a desplazarse en el marco de un
protagonismo desde la asimetría social, cultural, política, y en particular
desde muchos más ángulos, interpretaciones, pulsiones y miradas que obligan a comprender
la complejidad y la exigencia que supone ponernos de acuerdo como ciudadanos, en
especial, cuando la incertidumbre del desarrollo,
es un marco referencial, basado principalmente en las desconfianzas hacia las
estructuras de poder, por interpretar y resolver correctamente y alineada con los
distintos actores o segmentos sociales, que dan forma a la sutil complejidad de
esta ciudad puerto.
En esta perspectiva, las experiencias de otros grupos
sociales, enfrentados a escenarios políticos reñidos por buena parte de la
sociedad, es una experiencia disonante, indeseable, pero actual. En este
contexto, los sistemas de comunicación nos muestran, no sólo ubicuidad en las
ideas y alineamiento de grupos antes ignorados, sino que de su capacidad al abrir,
articular y liderar campos de presión, sobre cualquier actor público y con ello
demostrar su capacidad de desestabilización, a las que nadie a nivel público y
corporativo, puede y debe estar indiferente.
En esta perspectiva, existen innumerables casos de
connotación pública, que muestran el rol deliberativo y persuasivo que han
adquirido los grupos organizados a través de las redes sociales, para alcanzar
luego a través de los medios de comunicación y líderes de opinión, aliados y
mayor exposición, conformando alcances e impactos basados en posiciones contra
empresas y personas que se convirtieron en blanco de sus campañas. Un
ejemplo reciente y de larga data, ha sido el conflicto entre la Empresa
Portuaria de Valparaíso, EPV., con la comunidad por proyecto Mall Barón, posicionándose
como un conflicto, que mirado con perspectiva histórica y más allá que se hayan
cumplido a cabalidad, por los actores interesados, lo que la institucionalidad exige para estos procesos, demuestra que la comunidad es parte interesada en
deliberar y definir su propio destino y resulta, sensato crecer bajo los
acuerdos y consensos de cómo se debe alcanzar el desarrollo productivo y
social.
Esta es una mirada que nos
debiera permitir reflexionar sobre qué debe cambiar para elaborar una forma de
desarrollo que no sólo descanse en la necesidad de contar con inversionistas, tecnología
y proyectos, o sobre la importancia de generar empleo, o sobre el interés de
encontrar mecanismos y formas de alcanzar el desarrollo económico tan
fundamental para cualquier comunidad, ciudad país, sino de cómo el desarrollo
se debe resolver, en el marco de la participación transversal y la posibilidad
de deliberación más simétrica, más transparente, menos impuesta. La
colaboración debe estar por sobre imposición, la participación transversal
democrática, por sobre la hegemonía de los grupos del poder.
El futuro de Valparaíso y cualquier
ciudad, en Chile u otro país del mundo, en la era del conocimiento y de la comunicación
simétrica, debiera estar orientada a ser parte un proceso de mejora permanente,
de integrarse a un paradigma de mayor tolerancia,
donde la búsqueda de alcanzar mejores estándares de vida es un objetivo transversal,
legítimo y donde la complejidad de deliberar y ponerse de acuerdo de modo responsable
y sustentable, resulta fundamental para mejorar genuinamente en el modo de hacer
de nuestras ciudades, espacios con oportunidades, con ciudadanos iguales ante la
ley y el mercado, donde los privilegios no sean adquiridos, sino sean el resultado
del esfuerzo y las capacidades individuales y de grupos.
Estos nuevos escenarios sociales, plantean un desafió
que nos sugiere a todos sin excepción, ser parte contribuyente de las definiciones
de cambio a la hora de mejorar, en orden a que la paz social, el desarrollo económico
y la participación es una responsabilidad que la sociedad debe construir desde y
hacia todas las direcciones, el poder ya no está sólo y se ejerce únicamente desde
las estructuras tradicionales, conocidas, sino que se hace presente a través de
la declaración de molestia y desacuerdo público de la sociedad, que parece no estar
dispuesta a quedarse indiferente respecto de cómo se construye y se mejora desde la verticalidad,
sino como desde un espacio público, más transversal, donde muchos quieren ser parte
fundamental del cambio, al entenderlo, construirlo y mejorarlo.
El bien común es el paradigma en que estamos desarrollando nuestro vivir!
ResponderEliminarantiguas prácticas dónde los grupos económicos poderosos y tradicionales eran los llamados a "promover el desarrollo" van dejando de ser los protagónicos. Cada día las comunidades, idealmente organizadas, son las que van decidiendo como vivir, en que trabajar, que alianzas promover, entre tantas otras modalidades de bien Común. El ejemplo de Mall Plaza en Valparaiso es una gran señal. Ya no da lo mismo.......quien llegue como vecino a ofertar trabajo, la comunidad de Valparaiso no quiere Mall y están en todo su derecho legal y ético ......hay que escuchar!