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Magíster en Comunicación Social, Consultor en Comunicación, Crisis Corporativas y RSE. Socio de Global Business Comunicaciones, www.gbcom.cl, Santiago de Chile http://cl.linkedin.com/in/sergiov1

miércoles, 8 de octubre de 2014

VALPARAÍSO y LA ALDEA GLOBAL



Desarrollo, comunidades y comunicación

El puerto de Valparaíso, sin duda, es sinónimo en buena medida, de una tradición irrevocable de multiculturalidad transversal. Posee una vocación de antagonismos, lo local y cosmopolita, la tradición y el cambio, el desarrollo y el estatus quo. Aunque sus cifras, en materia de desempleo, productividad y crecimiento hacen indesmentible un escenario de desarrollo no del todo optimista, con  tendencias que apuntan a un cierto consenso de falta de crecimiento y de ausencia de signos de hegemonía regional a nivel país, esta ciudad está en búsqueda de retomar un camino de desarrollo inclusivo con sus habitantes.

Valparaíso, requiere mejorar de un modo transversal y con ciertas urgencias, tanto en lo cuantitativo como cualitativo, no sólo en su capacidad productiva, sino en la generación de empleo, de desarrollo portuario, vial, inmobiliario, industrial, tecnológico, como polo de desarrollo y atracción turística, cultural, en definitiva; este proceso de cambio y desarrollo, debe estar orientado en alcanzar un destino común para sus habitantes, que signifique edificar bases sólidas, perdurables y al alcance de todos.   

Los grandes temas por abordar y resolver, parecen destinados a desplazarse en el marco de un protagonismo desde la asimetría social, cultural, política, y en particular desde muchos más ángulos, interpretaciones, pulsiones y miradas que obligan a comprender la complejidad y la exigencia que supone ponernos de acuerdo como ciudadanos, en especial,  cuando la incertidumbre del desarrollo, es un marco referencial, basado principalmente en las desconfianzas hacia las estructuras de poder, por interpretar y resolver correctamente y alineada con los distintos actores o segmentos sociales, que dan forma a la sutil complejidad de esta ciudad puerto.

En esta perspectiva, las experiencias de otros grupos sociales, enfrentados a escenarios políticos reñidos por buena parte de la sociedad, es una experiencia disonante, indeseable, pero actual. En este contexto, los sistemas de comunicación nos muestran, no sólo ubicuidad en las ideas y alineamiento de grupos antes ignorados, sino que de su capacidad al abrir, articular y liderar campos de presión, sobre cualquier actor público y con ello demostrar su capacidad de desestabilización, a las que nadie a nivel público y corporativo, puede y debe estar indiferente.

En esta perspectiva, existen innumerables casos de connotación pública, que muestran el rol deliberativo y persuasivo que han adquirido los grupos organizados a través de las redes sociales, para alcanzar luego a través de los medios de comunicación y líderes de opinión, aliados y mayor exposición, conformando alcances e impactos basados en posiciones contra empresas y personas que se convirtieron en blanco  de sus campañas. Un ejemplo reciente y de larga data, ha sido el conflicto entre la Empresa Portuaria de Valparaíso, EPV., con la comunidad por proyecto Mall Barón, posicionándose como un conflicto, que mirado con perspectiva histórica y más allá que se hayan cumplido a cabalidad, por los actores interesados, lo que la institucionalidad exige para estos procesos, demuestra que la comunidad es parte interesada en deliberar y definir su propio destino y resulta, sensato crecer bajo los acuerdos y consensos de cómo se debe alcanzar el desarrollo productivo y social.

Esta es una mirada que nos debiera permitir reflexionar sobre qué debe cambiar para elaborar una forma de desarrollo que no sólo descanse en la necesidad de contar con inversionistas, tecnología y proyectos, o sobre la importancia de generar empleo, o sobre el interés de encontrar mecanismos y formas de alcanzar el desarrollo económico tan fundamental para cualquier comunidad, ciudad país, sino de cómo el desarrollo se debe resolver, en el marco de la participación transversal y la posibilidad de deliberación más simétrica, más transparente, menos impuesta. La colaboración debe estar por sobre imposición, la participación transversal democrática, por sobre la hegemonía de los grupos del poder.

El futuro de Valparaíso y cualquier ciudad, en Chile u otro país del mundo, en la era del conocimiento y de la comunicación simétrica, debiera estar orientada a ser parte un proceso de mejora permanente, de integrarse a  un paradigma de mayor tolerancia, donde la búsqueda de alcanzar mejores estándares de vida es un objetivo transversal, legítimo y donde la complejidad de deliberar y ponerse de acuerdo de modo responsable y sustentable, resulta fundamental para mejorar genuinamente en el modo de hacer de nuestras ciudades, espacios con oportunidades, con ciudadanos iguales ante la ley y el mercado, donde los privilegios no sean adquiridos, sino sean el resultado del esfuerzo y las capacidades individuales y de grupos.  

Estos nuevos escenarios sociales, plantean un desafió que nos sugiere a todos sin excepción, ser parte contribuyente de las definiciones de cambio a la hora de mejorar, en orden a que la paz social, el desarrollo económico y la participación es una responsabilidad que la sociedad debe construir desde y hacia todas las direcciones, el poder ya no está sólo y se ejerce únicamente desde las estructuras tradicionales, conocidas, sino que se hace presente a través de la declaración de molestia y desacuerdo público de la sociedad, que parece no estar dispuesta a quedarse indiferente respecto de cómo se construye y se mejora desde la verticalidad, sino como desde un espacio público, más transversal, donde muchos quieren ser parte fundamental del cambio, al entenderlo, construirlo y mejorarlo.


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