El caribe se entrelaza con su música. Las raíces
africanas, entregan un caudal de mundos ocultos, que generación a generación
han sabido cuidar, rescatar, recrear.
Hay algo del
Caribe, que para muchos, lo hace irresistible. La pregunta que uno se formula
es, qué hace que esta parte del mundo sea un foco de interés por estar ahí,
recorrerlo, ver sus colores, percibir sus atractivos.
Lo primero
que no se puede obviar es su clima, el calor, la humedad, el mar y sus colores,
su vegetación, aunque haciendo un ínter texto con Noam Chomsky (Profesor del (MIT) y una de las figuras más destacadas de la lingüística del siglo XX), hay que salir de la superficie, buscar
y entender, cuál es la estructura profunda de la oración, cuáles son los otros
significados que debemos encontrar. En este caso, hay un sin número de otros
aspectos que hacen de esta búsqueda algo más que sol y mar.
De hecho, no
es posible pensar en el Caribe sin su gente, y particularmente de su origen, su
raíz. Quiero reflexionar sobre el caribe, desde dos islas de extraordinaria
prominencia. Cuba y República Dominicana, está última, la he podido conocer algo
más, desde hace años, como consultor para proyectos desarrollados en su capital
Santo Domingo, y en viajes a ciudades como Santiago de los Caballeros, Bayahibe,
Punta Cana.
Hay un libro,
del novel de literatura, Mario Vargas Llosa, "La Fiesta del Chivo",
que me parece irresistible en su rol de novela histórica, donde personajes,
lugares y hechos se confunden con la ficción y con la historia más reciente de
República Dominicana. Cuando la visité por primera vez, el libro era un punto
de inflexión en la vida política y social de la isla, en particular de cómo se
entrelazaba la historia y la ficción, qué era narrativa, creación literaria y
qué era parte de la historia política y social de este entrañable país.
En esta perspectiva, de entender qué tiene el
caribe, uno podría profundizar aún más en la búsqueda de interpretar algo
del misterio mágico del caribe, en Cuba,
Alejo Carpentier, destacadísimo escritor contemporáneo de la isla, reelaboró la
narrativa de su generación en un movimiento literario llamado,-Real / Maravilloso-, y fue a través de
su mirada de la literatura, que llegó a sentenciar: “…Lo real maravilloso es
eso, -esa inesperada alteración de la
realidad-, una revelación privilegiada, una iluminación inhabitual, una fe
creadora de cuanto necesitamos para vivir en libertad; una búsqueda, una tarea
de otras dimensiones de la realidad, sueño y ejecución, ocurrencia y presencia… ”.
El caribe es
sinónimo de lucha, y cómo olvidar el rol histórico de Fidel, en particular
ahora que falleció y en especial del “Che”, precisamente en la revolución
cubana y en su búsqueda por construir un mundo mejor. En un viaje a Cuba, no
pude resistir la tentación de leer un libro que encontré en la Habana,
“Evocación” de Aleida March, los recuerdos de época y del proceso que
reconstruye como la mujer del Che, para alcanzar el poder, en especial por el sentido,
por el significado que esta generación puso a su forma de hacer un mundo mejor.
Desde esta
perspectiva, el caribe se entrelaza con su música, las raíces africanas,
entregan un caudal de mundos ocultos, que generación a generación han sabido
cuidar, rescatar, recrear. Como no maravillarse con el trabajo de búsqueda
documental de Wim Venders, en su inolvidable “Buena Vista Social Club”, éxito
como película, y como disco que atrajo la mirada del mundo sobre la música
cubana. En particular y para quienes aún
no conocen este álbum, hay un disco que deben escuchar:
Amor de loca
Juventud
Mueren ya las ilusiones del ayer
Que sacié con lujurioso amor
Y mueren también con sus promesas crueles
La inspiración que un día te brindé.
Con candor el alma entera yo le di
Pensando nuestro idilio consagrar
Sin pensar que ella lo que buscaba en mí
Era el amor de loca juventud.
Que sacié con lujurioso amor
Y mueren también con sus promesas crueles
La inspiración que un día te brindé.
Con candor el alma entera yo le di
Pensando nuestro idilio consagrar
Sin pensar que ella lo que buscaba en mí
Era el amor de loca juventud.
Y si se
animan, deben conocerlas y recorrer sus calles, La Habana, será siempre un buen
lugar para comenzar a conocer, para recorrer, para entender la complejidad y la
insondable belleza del caribe.