Cómo se desarrollará el turismo del futuro, cuáles son
las tendencias más marcadas respecto del futuro de esta industria.
Estamos
llegando a fines del año 2016, y casi de un modo desapercibido avanzamos progresivamente
en el siglo XXI, por lo que cabe preguntarse, ¿Estamos desarrollando en LATAM
un turismo de vanguardia?, y más aún, ¿Estamos haciendo lo necesario para
mejorar nuestra posición relativa como industria con las variables o fortalezas que más nos potencian
como región? Qué nos mueve a viajar cómo turistas por placer, negocios o por otro lado desarrollar a modo de
emprendimiento, proyectos turísticos atractivos y rentables. Cuáles son las
tendencias, veamos algunas.
Por qué Viajamos
En un primer insight, respecto de un aspecto subjetivo a cada persona que necesita
tomar vacaciones, viajar surge como una
cuestión primaria, pero cabe preguntarse ¿para qué viajamos? Inicialmente
podemos concluir que viajar
por placer y descanso es una forma de bloquear nuestra rutina así como de
renovarnos y aprender, sin tener que dar cuenta del proceso, sino únicamente
vivirlo, es refrescante, es un deseo que cada vez crece más y más en el mundo
moderno. Es para muchos, la oportunidad a bajar la guardia, de escucharnos en
nuestro divagar interno, de retomar contacto con nuestra experiencia de vida
desde una compresión del mérito y valor del ocio, o de lo que genuinamente
queremos por sobre lo que debemos hacer, es en última instancia una experiencia
de expansión gratificante y de integración de nuevos sentidos a nuestro camino
como seres humanos.
El Mundo en Cambio
Por otro lado y aunque no nos demos
cuenta, podemos afirmar que el mundo vive en condiciones de cambio estructural,
esto no sólo se refleja en los mercados, en el mundo del conocimiento, en la
conectividad y capacidad de producción, sino en cómo nos relacionamos todos los
ciudadanos con estos nuevos paradigmas, con nuestra experiencia de conciencia y
de lo que hacemos para vivir alineados a nuestras verdaderas necesidades como
seres humanos.
RSE en el Turismo
Sin duda alguna, establecer el valor que tiene
adherir a prácticas corporativas sostenibles es una compresión, una visión de
futuro de hacia dónde se dirigen las empresas del siglo XXI y hacia dónde debemos
mirar como industria turística. Dicho en simple, cómo serán los procesos
operativos y productivos del futuro, si las acciones o el actuar de las
empresas se siguen riñendo contra la sociedad y su propio desarrollo. Esto, en
definitiva, no permeará un terreno fértil necesario para subsistir en el corto,
mediano y largo plazo. Las empresas no pueden aspirar a promover negocios
fructíferos en una sociedad sobre explotada en sus recursos, ello se dirige ineludiblemente
al fracaso, es por esto que deben estar integradas en su comunidad y no reñidas
con ella y naturalmente el turismo como industria debe incorporarlo como una
forma de gestión de sus empresas.
En esta perspectiva, y asumido el rol y
las practicas sustentables, ya no basta con ser y parecer responsable, además hay
que preocuparse de comunicar lo que se está haciendo, en especial lo que se
hace bien y los beneficios a terceros que se generan. Por ello, es fundamental generar
procesos responsables y limpios, y luego comunicarlos tanto interna como
externamente así como, transparentar las acciones estratégicas y los esfuerzos
responsables que las empresas definen como tareas, tanto en sus diversos
procesos operativos, como en su relación con sus entornos humanos y sociales.
Identidad Regional, País y de Localidad
Finalmente, surge a fines del siglo XX y primeros años del siglo
XXI, lo que Toffler denominó “La Tercera Ola”, que no era otra que la era del conocimiento. Acá el mundo germina como lo
vemos hoy, la personalización, el impacto de las TI, comunicaciones, aumento
exponencial de conocimiento, la sociedad y la familia se diversifica en un sin
número de formas y relaciones humanas. Nos globalizamos y la identidad vive una
dinámica de contaminación - positiva/negativa - irrefrenable, en parte
por las comunicaciones a nivel global, en parte por la posibilidad de
trasladarnos por el mundo sin restricciones e industrias como el turismo, en
este proceso viven una experiencia de cambio, de internacionalización, de
identidad. Con ella nos diferenciamos y hablamos desde nuestra cultura e
historia, desde nuestros sabores y colores, desde nuestras diferencias que nos
definen.
El turismo del siglo XXI, avanza
permanentemente en profundizar sobre estas orientaciones y en ellas y desde
ellas, podremos seguir viviendo un turismo perdurable, de calidad, pensando
nuestra forma de trabajar y mejorar sobre lo que hacemos, para satisfacer a las
personas y sus preferencias, para hacer que esas personas no sólo sean los
turistas, inversionistas o dueños de las empresas que integran esta industria,
sino de las personas que residen en cada país, en cada región y de quienes
tienen vocación de servicio, de quienes trabajan y prosperan gracias al turismo
como una forma de vida que permite quebrar rutinas, y encontrar lo que muchas
veces nos parece un poco perdido.
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