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Magíster en Comunicación Social, Consultor en Comunicación, Crisis Corporativas y RSE. Socio de Global Business Comunicaciones, www.gbcom.cl, Santiago de Chile http://cl.linkedin.com/in/sergiov1

martes, 6 de mayo de 2014

DESARROLLO VIRTUAL



Más de la mitad del contenido que hoy se comparte,  a través de la redes sociales - un 52% -, ya se registra en los dispositivos móviles.

Internet, sin duda, es sinónimo de cambio, de desarrollo y expansión en la era del conocimiento.  Es en definitiva, el eje de un nuevo paradigma. Básicamente, el crecimiento y el desarrollo en esta etapa que nos toca presenciar,  es genuinamente revolucionario. No en vano, en un periodo promedio de 15 años, el crecimiento en la red ha sido literalmente de más de 2.460 millones de usuarios, es decir; una tasa de crecimiento anual del orden de 144 millones de personas, que se integran a la red, año tras año y una de las razones que articula esta tendencia, ha sido el rol que han jugado, a nivel global, las comunicaciones inalámbricas. De hecho, existen más de 7.000 millones de dispositivos en el mundo, y eso por si solo, hace que el mundo esté  técnicamente hiper-conectado.

En este contexto, uno de los beneficios más potentes que se observan, en estas tendencias globales de conectividad, es que cerca del 95% del total de información existente, está digitalizada y lo más relevante, es que está disponible en la red.

En definitiva, la actual estructura de conectividad, se resuelve gracias al estadio desarrollo tecnológico y al impacto que este ha generado a nivel global.

Ahora, ¿esto es realmente positivo?, todo indica, sin tener que profundizar en el análisis que sí, pero surgen dudas, en especial a través de los medios de comunicación social, al sugerir muchas veces, tesis relativas al eventual impacto negativo que se presume estaría generando a nivel conductual en especial, en los segmentos etarios más jóvenes. 

Fundamentalmente en relación al nivel de aislamiento que provocaría estar muchas horas tras el computador. Lo que no representa duda alguna, es que el actual estadio de desarrollo, ha generado una reelaboración tanto de las relaciones, como de los roles, no sólo de las personas, sino que también de las organizaciones, en particular por su integración respecto de los modelos de conectividad desarrollados para sus stakeholders, de la dirección de sus contenidos y comunicaciones para construir su reputación y de los modelos comerciales a implementar, pero de modo muy especial, de cómo se les sanciona socialmente, cuando sus conductas se riñen con la evaluación positiva del consenso público.

En una perspectiva cultural, política, económica y social, es interesante revisar lo que los estudios están planteando, respecto del impacto positivo en los patrones conductuales que se verían en el uso de internet por las personas,  en particular en lo referido a que Internet no aísla a las personas, ni restringe su capacidad de sociabilización, sino que muy por el contrario, acrecentaría estas experiencias, pues estaría generando y potenciando  atributos de reforzamiento, en ámbitos como, la seguridad, liberta personal e influencia social.

Tal vez uno de las experiencias y aspectos más trascendentales se derive de las redes sociales y su capacidad de simetrizar relaciones y empoderar a sectores de un perfil alejado de los círculos de poder. Las experiencias de grupos sociales enfrentados a escenarios políticos desgastados y reñidos por buena parte de la sociedad es una experiencia de masas irreductible,  casos como las revoluciones árabes contra gobiernos dictatoriales, USA y Europa en contra de la crisis financiera, en Turquía y ahora último en Brasil, por el descontento social que ha generado en diversos sectores sociales, no contar en muchas regiones del país, con servicios y estructuras de salud fundamentales. En particular,  porque el país sí estuvo dispuesto a financiar el alto coste de la infraestructura deportiva que demandó la organización del Mundial de Fútbol. 

En Chile, hay muchos casos, especialmente los corporativos, de connotación pública, que muestran el rol deliberativo y persuasivo que han adquirido los grupos organizados a través de las redes sociales y los alcances e impactos que logrado sus posiciones contra empresas y personas que se convirtieron en blanco  de sus campañas.

A mediado de los años 90, hablar de bidireccionalidad comunicacional, en plataformas como Medios de Comunicación de Masas, era una metáfora, sólo los emisores tenían el poder y los grandes medios eran sinónimo de poder. 

Hoy la verticalidad de ese paradigma, se transformó y la comunicación en estos entornos se hizo horizontal, así los sectores sin voz, los menos ilustrados, los que hace menos de una década, no hubiesen podido hacer valer sus posiciones, hoy gracias al desarrollo de la tecnología y del mundo virtual han dado una dirección y un atajo a sus deliberaciones y objetivos de tribu. 

En una perspectiva macro, la combinación de Internet y el desarrollo de aplicaciones para uso masivo en conjunto  con el desarrollo de telefonía celular, han promovido una velocidad de cambio vertiginoso y han abierto puertas impensadas hace muy pocos años.  Por ello, el desarrollo que viene deberá integrar estas variables, sobre todo la de un desarrollo inclusivo y la tecnología, en este nuevo escenario,  se ha convertido en un valioso aliado de este irrefrenable cambio.



lunes, 7 de abril de 2014

TURISMO SUSTENTABLE



Recuerdo haber conocido una experiencia turística notable por el año 2001, en México. En aquel momento, me parecieron algo adelantados para la época. Xel-Ha, Xacaret e Isla Mujeres, tenían un modelo de turismo sustentable que sorprendía en diferentes aspectos. El primero, sin duda se trataba de un lugar bellísimo, muy bien pensado, que despertaba los sentidos y sentías el privilegio de vivir una experiencia motivadora, un especio de regocijo, de libertad, y hasta de algo que no encontramos en la cotidianidad de nuestras experiencias, esto era lo nuevo. Pero, lo que se hacía visible una vez que te rendías ante tan sublime experiencia, era el modelo de turismo sustentable que habían desarrollado. Ahí estaban, los antiguos pescadores artesanales, de la costa de Cancún, trabajando en las más diversas áreas del proyecto, para las cuales se habían capacitado, luego sus esposas se habían unido al regocijo de trabajar en un proyecto que era también familiar. Respetando el medio ambiente, siendo sustentables. Sin duda, mirándolo con perspectiva histórica, emprendieron una forma de hacer turismo que siguen despertando la admiración y marcando un modo de enfrentar esta actividad productiva como una experiencia de integración total, en el más amplio sentido de esta expresión.  

El turismo, como actividad de desarrollo humano, se ha constituido, en un pilar real de crecimiento económico para los países en desarrollo. Y asumiendo esa tendencia y posición a nivel global, cabe volver a refrescar la experiencia y el modelo que vi de un modo más experiencial, hace más de 13 años en la Riviera Maya.

En esta perspectiva, cabe recordar que el concepto de Desarrollo Sostenible, supone el criterio de moderación en la utilización de los recursos naturales, el respeto por el medio ambiente, supone resguardar una distribución que tienda a la equidad de las rentas globales de sus trabajadores. Y sin duda alguna, también integra la idea central de producción que no comprometa las capacidades de generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. Además, cabe citar que los ejes que sostienen el turismo sustentable son: El Eje Económico, Ambiental, Social y el eje Cultural.

La inevitable pregunta que uno se puede formular hoy es ¿cuánto se toman en serio las empresas turísticas su responsabilidad social?, ¿Los turistas, reconocen el mérito de ser respetuosos medioambientalmente de su propio recorrido?

El punto, es que la gestión moderna de las empresas, a nivel global e incluido el turismo, deben corregir la brecha existente, respecto de integrar más procesos limpios, sacar por costosos que resulten, sus procesos contaminantes, procurando respetar y cuidar los recursos naturales, así como los aspectos sociales intrínsecos de respeto a sus steakholders.

El desafío, es que sin duda alguna queda mucho espacio de mejora, tanto para los viajeros como para los actores comerciales, de modo de construir una cultura global (La dimensión sistémica de la sustentabilidad permite generar prácticas globales) que validen al turismo ecológico.

Viajar, aprender sin tener que dar cuenta del proceso, sino únicamente vivirlo, es refrescante, es un deseo que cada vez crece más y más en el mundo moderno. Es para muchos, la oportunidad a bajar la guardia, a escucharnos en nuestro divagar, a retomar contacto con nuestra experiencia de vida desde una compresión del mérito y valor del ocio, es una instancia de expansión gratificante y de nuevos sentidos a nuestro camino como seres humanos, pero hacerlo pensando en lo valioso y necesario que este sea sustentable, es en definitiva, un reto complejo; al que no podemos desde ningún punto de vista renunciar, es más; este es el desafío que el turismo como actividad y quienes lo consumimos, debemos promover y materializar, en este etapa del siglo XXI.





lunes, 3 de marzo de 2014

COMUNICACIÓN Y ANTI CULTURA



Resulta muy interesante apreciar el rol de observadores privilegiados, conscientes o no,  que nos ha tocado jugar en los distintos estadios de desarrollo comunicacional, en los últimos 70 ó 60 años, ya que hemos tenidos las más impactante apariciones de distintos medios de comunicación social, fundados en nuevos diseños, tecnologías, usos e impactos a nivel global.

Sólo como una pincelada del pasado, muchos se reirían si releyeran lo sucedido, respecto del comportamiento de las audiencias, del notable ejercicio radiofónico, en formato de noticiero, basado en la novela: “La Guerra de Los Mundos” de Herbert George Wells, adaptada y transmitida, 40 años después de su creación, en octubre de 1938;  por el destacado y versátil artista norteamericano G. Orson Welles, logrando generar una reacción de pánico social en la audiencia de la época, la que alcanzó a casi todo USA. La interpretación que ha prevalecido a través del tiempo, a esta experiencia de masas, sin duda, se relaciona con la ingenuidad de las audiencias.

Luego, en la década de los 50 y 60, emerge un medio de mayor potencia, la televisión, el que muchos críticos se atrevieron a premonizar como el medio que acabaría con la industria radiofónica. Aunque, para ser justos, la prensa escrita sugirió lo mismo de la radio, y mirado con perspectiva histórica, nada sucedió, y si miramos algo más actualizado, la TV cable no terminó con la TV abierta, y las plataformas digitales, tampoco eliminarán a los medios tradicionales.

Lo rescatable de estos procesos y sus interpretaciones históricas, es que más allá de si el modelo explicativo del impacto de los medios de comunicación social es carácter “hipodérmico” como se denominó al primer modelo teórico, respecto de cómo influían los medios de comunicación social, en especial la TV, en las audiencias, o de versiones más actualizadas e integradores como el modelo de interpretación comunicacional de Melvin de Fleur  y Sandra Ball-Rokeach. Los medios de comunicación social, y en particular la televisión abierta, están transmitiendo contenidos, muy pobres, lo que denominan como de entretención: farándula, concursos en diversos formatos, teleseries o telenovelas, reality´s, etc.

La TV paga, en cambio tiene opciones segmentadas, con parrillas muy variadas y para quienes lo deseen, programas de extraordinaria calidad en diversos formatos. El problema, es que si bien, las tendencias de penetración de la industria de operadores  de cable en Latino América, tiene una curva anual de crecimiento, este sigue siendo un servicio que en defintiva, no todos pueden pagar.

De hecho, quienes tienen mejores condiciones de ingresos, pueden acceder a la cultura que sintonice mejor con sus opciones, en cambio los segmentos más marginados, de menores recursos, en toda América Central y del Sur, tienen menos alternativas de acceso, a educación de calidad, oferta cultural, viajes, música, teatro, conferencistas, turismo, etc. Esto en definitiva plantea un problema y un desafío, en particular para los canales de TV abiertos, pues ellos son quienes pueden democratizar el acceso a contenidos de mayor valor, para quienes no tienen los recursos para comprar en el último de los casos, el pago mensual de la TV cable.

La existencia de los medios de comunicación masivos, resulta de gran importancia para distintos objetivos a nivel social, pero el acceso a áreas del desarrollo humano de mayor elaboración, conciertos, teatro, de contenidos de investigación, incluso de transparencia y fiscalización periodística, es un aspecto relevante, en la perspectiva de ofrecer contenidos de calidad a riesgo de hacer menos sólida la proyección comercial semestral o anual de inversión publicitaria. Las personas de menos recursos, han demostrado, en innumerables oportunidades, en distintos mercados, que cuando se informa adecuadamente, con la antelación correcta, sobre la presencia, de incluso un “Tenor de fama mundial” en un espectáculo clásico, la respuesta de rating es buena, y finalmente estimulante para las expectativas de visualización y contacto que tanto aversión suponen pueda ahuyentar a  los avisadores.



martes, 25 de febrero de 2014

HABLEMOS DE SUSTENTABILIDAD EMPRESARIAL: ¿RSE O EMPRESA SOSTENIBLE?


Consultor, Abogado Medio Ambiental

Consultor, Magister en Comunicación 

La humanidad ha llegado a un punto decisivo en su historia, prácticamente alcanzando un nivel límite para el uso de los recursos que la tierra nos brinda. Hasta ahora no nos habíamos dedicado a revisar esos límites, que nos parecían inexistentes, y en realidad, las actividades humanas hasta hace no más de 100 años, podían resultar insignificantes frente a lo que parecían ser un cúmulo interminable de recursos y el impacto negativo de los procesos operativos de múltiples industrias a nivel global.

No obstante, los sucesivos avances de nuestra ciencia y tecnología,  que han extendido el poder de la humanidad, y las acciones de algunos se pueden sentir en los más distantes puntos del globo. El mundo, ha cambiado a través y a partir de la acción humana; sin embargo, no nos estamos haciendo cargo de ese cambio adecuadamente, y esa circunstancia explica la crisis ambiental, que está determinada por el abrupto reconocimiento de los límites del planeta, que aparentemente desconocíamos hasta hace algunos años, pero que no podemos ignorar hoy.

Por supuesto, y este es un gran problema del cual hacernos cargo, prácticamente todas nuestras instituciones fueron creadas en un contexto distinto, previo a esta crisis, cuando los límites ambientales aun no eran reconocidos, y hasta ahora esas instituciones no habían querido o no habían podido evolucionar hacia una mirada moderna. No podemos explicar de otro modo que en algunas de ellas, por ejemplo, aún mantengan la visión depredadora de los recursos naturales, o que otras pretendan obtener ganancias y beneficios  a costa de la calidad de vida del entorno en que se localizan.

Sin embargo, el mundo en que dicha mentalidad era posible, está cambiando. Nuestra realidad actual, tanto desde la perspectiva de la naturaleza, como desde la perspectiva de las exigencias sociales, nos indica que a nuestro alrededor ya existe un entorno distinto, marcado por la crisis ambiental, donde el menoscabo de los componentes ambientales se palpa, se siente y se respira y en el cual el ciudadano se ha transformado: es cada vez más consciente, probablemente porque sufre en su vida diaria, el entorno degradado, pero además, porque está inmerso en nuestra cultura de medios y redes, y es cada vez más informado, o al menos pretende y ostenta serlo. Esa realidad, ciertamente no podemos evadirla, de manera que en la actualidad no puede plantearse actividad alguna, sino desde la perspectiva de la sustentabilidad. Al menos no desde el discurso. Hoy resulta absolutamente aberrante que un líder de opinión, un gestor, un ejecutivo del área privada, un director de un servicio público o un director de empresa nos hable desde la perspectiva del uso indiscriminado de recursos naturales, o desde la falta de consideración de variables ambientales y sociales en sus proyectos.

Podemos afirmar que la gestión sustentable está entonces en la base del accionar de cualquier institución moderna y debemos sostener que quien no incorpore esa variable a su gestión, va a quedar en el pasado y tendrá que confrontar las consecuencias de aquello.

La gestión sustentable, en el terreno de la administración empresarial, se enmarca hasta ahora fundamentalmente en la denominada RSE (Responsabilidad Social Empresarial), o RSC (Responsabilidad Social Corporativa). La Comisión Europea la define como ”A concept whereby companies integrate social and environmental concerns in their business operations and in their interaction with their stakeholders on a voluntary basis.”(Un concepto en el cual las empresas incorporan las preocupaciones sociales y ambientales en sus operaciones comerciales y en la interacción con interlocutores relevantes, de forma voluntaria).

Para muchos, hay una contradicción vital en este concepto, que surge de confrontar la pretensión de maximizar ganancias, lo cual es de la esencia de la empresa, con la incorporación de costos nuevos que pretenden satisfacer las necesidades de actores relevantes que rodean la gestión empresarial, y que eventualmente se ven afectados por ella, pero que son diversos de sus protagonistas clásicos: los dueños, o los accionistas, y los trabajadores. Estos actores son verdaderos terceros desde la antigua mirada empresarial. La mecánica y la habitualidad de la gestión empresarial se enfrenta entonces a la idea moderna de transformación hacia una acción consciente y responsable de los costos y externalidades negativas que se generan alrededor. Hay una natural resistencia en la empresa-institución, concebida bajo los paradigmas antiguos, previos a la crisis ambiental y previos a la idea de sustentabilidad, de incorporar estos nuevos costos que no van a devenir necesariamente en ganancias monetarias a corto plazo, sino en el mediano y  largo plazo, según lo señala Michael Porter, respecto de cómo resolver un problema de alcance global, que requiere una solución de gran escalabilidad.

Por eso, pensamos que más allá de la RSE, el camino de nuestra modernidad nos lleva  a una nueva empresa, a la que se ha denominado Empresa Sostenible, y que ciertamente ya existe.

La Empresa Sostenible, se define como un tipo de empresa (o cultura empresarial) que cree que invertir en mejorar las personas, las sociedades y su calidad de vida, es la base de su desarrollo presente y futuro, porque genera beneficios, cuantitativos y cualitativos, mutuos. Estas empresas son conscientes de que hay que considerar los intereses de la sociedad, lo que no es sólo una estrategia de marketing clásico, es una cultura a implementar de forma sostenida y que debe afrontar los problemas de educación, económicos, conflictos sociales, la pobreza y la calidad de vida en general, como cualquier actor social. Esta entidad simplemente sabe que sin ser sostenible no hay futuro, y por eso concibe e incorpora la sostenibilidad desde su núcleo. La empresa sostenible se proyecta a largo plazo en consideración a que sin el entorno está destinada a desaparecer y, por tanto, gestiona eficientemente sus recursos, cuida a quienes se relacionan con ella, estimula y protege el talento de quienes la integran, fomenta el crecimiento de sí misma y de quienes la rodean, no se asusta ante competencia sino que innova, y a partir de eso, genera ganancias.  Es una empresa proactiva, que planteada de esa forma, necesariamente lidera.

La transformación hacia ese tipo de entidad, constituye el futuro empresarial. Este es un camino que puede ser arduo y largo, en la medida de la voluntad y particularmente del ancho de la visión de futuro y cambio de quien la lidera entienda que ya no es exclusivamente responsabilidad del gobierno de turno o de las ONG´s orientadas a enfrentar este tipo de problemas, sino que las empresas también deben acuñar y liderar con su aporte  en la incorporación decidida del concepto de sustentabilidad y de desarrollo futuro que se necesita.


lunes, 3 de febrero de 2014

ESTRATEGIAS COMUNICACIONALES, TENDENCIAS DEL NUEVO SIGLO...



Las tendencias comunicacionales, en la era del conocimiento, sin duda se están gestando de un modo transversal desde la tecnología, y de modo muy especial en las redes sociales. La oportunidad de organización, protagonismo y de interacción en un sin número de procesos de comunicación simétrica, está generando oportunidades e incentivos, que permiten alcanzar, de un modo irrefrenable, roles protagónicos tanto a personas como grupos, que en otros estadios socio-tecnológicos, estaban destinados al irremediable anonimato. 

Estas tendencias a nivel de acceso a procesos de comunicación social, son un hecho de alcance global que no deja de sorprender, no sólo por lo inédito y por la velocidad de arraigo de estas prácticas, sino por el impacto que han generado y que siguen sobreviniendo en todo tipo de niveles, ya sea como estructuras comunitarias, hacia el poder político, de nichos corporativo, así como entre los más disímiles líderes de cada cultura a nivel planetario.

En esta perspectiva, el rol que deberá desempeñar nuestra conducta ética, –por la huella o historia digital- a nivel personal y muy especialmente a nivel organizacional, enfrentados al riesgoso descrédito público, en un espacio comunicacional de carácter global, de mayor accesibilidad, de simetría comunicacional y como consecuencia de lo anterior, de una ineludible conducta de transparencia en el presente inmediato, es por paulatino que pueda ocurrir, simplemente irreversible. Especialmente, respecto de las dinámicas que las empresas deben librar, tanto en el mercado como en sus operaciones, y de modo especial frente a sus stakeholders. 

Esta situación, nos sitúa frente a un cambio de paradigma. Las empresas, no sólo deben resguardar el rendimiento económico financiero, sino que además deberán integrar su rol ético, su huella medio ambiental, sus prácticas de responsabilidad social, todo;  en orden a modelar su reputación y con ello a comunicar y posicionarla, es decir, construir y gozar de los beneficios de una reputación bien valorada, que busca facilitar la compresión pública de la visión y misión corporativa de cada organización en el siglo XXI.  Esto supone, ni más ni menos que la posibilidad de alcanzar los más altos estándares de innovación y excelencia, y con ello, los niveles de plena confianza y aprobación que el mercado espera, premiando anónimamente, y dispensando selectivamente sus preferencias.

La comunicación en este contexto, articula un progreso sin precedentes, de carácter trascendental en muchos espacios de relevancia a la actividad humana, a nivel de gestión del cambio, de accesibilidad organizacional, de flexibilidad, de reelaboración de lo que es necesario y posible mejorar, y como un silogismo, de renovación en el pensamiento sistémico y acceso social. La comunicación y transparencia declarada, abren espacios como nunca antes se habría podido imaginar, a relaciones cada vez más vinculantes, desde una lógica e interacción más y más horizontal.

El malestar y la voz de muchos grupos a nivel global, sin adherencia más que a convicciones personales, de "tribus", de grupos emergentes, respecto del mérito innegable y transversal que está irrumpiendo: la vida con sentido, la productividad al servicio del ser humano. Por la cual sentirse orgullosos y no por el oportunismo de especular de los activos transables. Y de modo especial, de los acentos emergentes que se abogan por la instauración de políticas públicas de excelencia de los estados, en orden a que generen espacios de renovación basados en la equidad, en el respeto medio ambiental, para cada entorno, y para cada grupo humano.

Volviendo al origen, “comunicar” en esencia significa compartir, según su raíz latina comunis, dice relación con los términos común, público y social y comunicatio expresa la idea de participar en común o ponerse en relación. La era del conocimiento, parece haber facilitado la instalación de innumerables condiciones de favorabilidad, las que en definitiva, están impulsando el genuino sentido y mérito de comunicar y por sobre todo de entendernos de mejor modo en el siglo XXI.



lunes, 9 de diciembre de 2013

COMUNICACIÓN CORPORATIVA PARA LA GESTIÓN DE RSE



Cómo aproximarnos al rol de la sustentabilidad en la empresa moderna. Primero podemos  entender la evolución de la RSE desde dos miradas distintas, pero convergentes. Una la “escuela” Europea que puede ser interpretada como más legislativa en el sentido de que, el Estado "pautea" a las empresas respecto de las tendencias qué se esperan en esta línea de acción. La norteamericana, desde el hacer del mundo empresarial, define qué es lo más conveniente para el mercado y sus propios activos. En este contexto, esa definición e interpretación en el tiempo, se convierten en una herramienta clave para las empresas y para la sociedad, en el sentido de optar por desarrollar de modo progresivo y  con más claridad, el rol ético, integrador y sustentable en los negocios, que las empresas a la larga deberán ineludiblemente practicar.

Por lo tanto, establecer condiciones de trabajo insatisfactorias para nuestros colaboradores, generar vínculos fuera del bien común con nuestro entorno, es en términos amplios, generar condiciones que NO promueven el desarrollo sistémico, sino sólo beneficios a unos pocos actores a costa de los perjuicios que se crean para el medio ambiente, las personas, en un contexto  global y conectado. Eso no es simplemente ejercer la capacidad de producir sin restricciones,  ignorando el impacto negativo en los otros stakeholders, esto es, les gusto o no,  un camino sin de una sola vía y al final será, la crónica de una muerta anunciada.

Si en definitiva, las acciones de las empresas se riñen contra la sociedad y su propio desarrollo, ellas en definitiva, no tendrán el terreno fértil necesario para subsistir en el corto, mediano y largo plazo. Las empresas no pueden aspirar a promover negocios fructíferos en una sociedad que se orienta al fracaso, es por ello que deben estar integradas en su comunidad y no reñidas con ella.

En el mundo de hoy, aquel ejecutivo, que piensa que lo único que importa, son los resultados financieros, está negando su propio desarrollo profesional y el de su empresa. En la era del conocimiento, la responsabilidad de que el mundo sea un lugar mejor, con proyecciones de sustentabilidad, dejó de ser únicamente de responsabilidad del mundo político, y pasó a ser una corresponsabilidad con el mundo empresarial.

La pregunta que surge es: ¿Es efectiva la Sustentabilidad como atributo de marca y porqué ésta se debe comunicar? La Responsabilidad Social Empresarial, RSE., debe ser parte del ADN de las organizaciones productivas de cualquier, industria y mercado. Eso significa, que es una definición abierta, donde de cada empresa, tiene la libertad de implementar prácticas operacionales, donde se hagan las cosas bien o por el contrario, que estas se riñan con la ética del negocio, con la normativa medio ambiental vigente y más puntualmente con el desarrollo sustentable de la sociedad y con los costos y riesgos de esta definición corporativa.

Además, si las malas prácticas impactan negativamente a las comunidades, al medio ambiente o a cualquiera de sus stakeholders, hasta arriesgar la cotidianidad y normalidad de quienes resulten afectados, por que se quiere producir a menores costes. Entonces, será la institucionalidad vigente, fundada en el derecho medio ambiental y bien común, y el enjuiciamiento público, quienes oficiaran de garantes y asistirán en imponer las restricciones y sanciones jurídicas, de imagen y hasta de mercado, a aquellas empresas que no integren políticas sustentables y peor aún,  transgreden el derecho de otros a vivir en un ambiente libre de contaminación, mala sprácticas y potenciales perjuicios contra terceros inocentes.

Entonces no hay que olvidar que, estas conductas tienen riesgos inherentes,  proyectables y evaluables, que pueden resultar más irremontables,  transformándose en un castigo efectivo, con distintos alcances.

Primero, desde las autoridades que, fundadas en las legislaciones existentes, regulan el accionar de actores que son un peligro medioambiental.

Segundo a través de las redes sociales, los grupos organizados y las comunidades o simples personas naturales, son capaces, de echar por tierra, reputaciones bien valoradas, que costaron años construir, atributos de valor de marca, que se desploman por un virus de informaciones negativas a nivel local hasta global, y tercero como un silogismo, al socavar su posición en el mercado hasta niveles insospechados.

Esto, es un aspecto clave, en el sentido que los riesgos y costos medibles, de ser una empresa socialmente irresponsable,  debiera disuadirlos de adoptar estas direcciones y por el contrario estimularlos en adherir a prácticas sustentables, de modo que la continuidad de las empresas que honran estas prácticas,  experimenten un estímulo radical: estar vivas en el futuro.

En esta perspectiva, y asumido el rol y las practicas sustentables, queda pendiente una situación fundamental. Ya no basta, ser y parecer corporativamente responsable, hay que preocuparse de comunicar lo que se está haciendo, en especial lo que se hace bien y los beneficios a terceros que se generan. Por ello, es fundamental comunicar (interna y externamente) así como, transparentar las acciones estratégicas y los esfuerzos responsables que las empresas definen como tareas, tanto en sus diversos procesos operativos, como en su relación con sus entornos humanos y sociales.

Así, las políticas corporativas sustentables, asistirán y reforzarán el quehacer de cada compañía, tanto para poder desarrollarse en normalidad y coherencia sistémica, como para aspirar a estar vigentes en el tiempo. Por lo tanto, no puede, ni tienen el margen necesario, directores y ejecutivos, a pensar en producir y marginarse del compromiso corporativo medio ambiental, sino más bien a definir cuál es la mejor forma de asumir esta dimensión y compartirla e informarla del modo más eficaz que les resulte posible.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

DEMOCRACIA, COMUNICACIÓN Y DESARROLLO HUMANO




Las democracias requieren mejorar sus procesos de información y lo relevante es que es posible hacerlo. De modo que, quienes votan a un candidato, puedan hacerlo desde la información, con los antecedentes más relevantes que permitan juzgar, sobre la base de la evaluación más objetiva posible, si hay consistencia en su discurso,  y si su comportamiento general y en el tiempo, es un genuino aval  de lo que plantea en su proyecto o programa como candidato o si por el contrario, no hay mucho que ofrecer y en consecuencia que esperar.

El principio, que sigue rigiendo, a muchos procesos eleccionarios contemporáneos, a nivel global, es el de conseguir la saturación del espacio público, rentabilizar la exposición pública previa a la candidatura, no importa desde donde proceda, si el candidato es un ex deportista, un actor, o un político de profesión, en general resulta irrelevante el campo desde dónde viene, y los atributos de valor que en él o ella se reconocen. Sin duda, que sea conocido públicamente, contribuye a que la recordación que existe sobre esa persona, se pueda convertir en un factor positivo, a la hora de elegir un candidato.

En general, y a pesar del terreno ganado por los medios digitales, en distintas campañas en el mundo, y de las prácticas y soportes consolidados utilizados para estos procesos,  el problema sigue siendo, que cuando las personas llegan a la urna y debe votar, su elección, o mejor dicho, las razones de porqué elige una opción por sobre otra, es en un amplio espectro, más por impresiones que por datos duros. De hecho,  si se encuestara en cualquier proceso eleccionario de cualquier latitud, el grado de conocimiento y las razones de porqué las personas apoyan a un candidato por sobre otro, se apreciaría lo superficial y mal resuelto  que está resultando informar adecuadamente a las personas para estos propósitos.

Estamos hablando de un terreno muy frágil, con un enorme espacio para construir mejoras. Más allá de qué pase en cada proceso eleccionario,  una democracia se fortalecerá, si es capaz de entregar herramientas que permitan a candidatos y electores, establecer un espacio de transferencia y de información con visibilidad, con input´s de valor, con información posible de parametrizar, de modo que las autoridades de cada país, puedan responsablemente aportar al proceso de informar a las audiencias y con ello, fortalecer el proceso y selección de candidatos.

La pregunta que surge es cómo hacerlo y qué se debe hacer. La respuesta, se compone de distintas acciones fundada en ejercicios a evaluar, tanto en su diseño como en su proceso de implementación. Creo que se debe establecer qué necesitamos saber de un candidato, como se sugirió establecer  información relativa a su experiencia, su formación, su conducta ética, su mirada sistémica de la sociedad, su mirada de futuro. Respecto de su programa de trabajo, y de sus compromisos declarados, en caso de ser un político con oficio, qué cumplió y qué no, qué porcentaje de sus promesas fueron cumplidas y qué porcentaje quedó sin empezar o concluir como había sido comprometido.

Pienso que el emisor de esta información es  la autoridad, Gobierno Central o Ejecutivo, pues ellos deben ser los garantes de que estas condiciones se cumplan. Por lo tanto, es fundamental evaluar  diseños de usabilidad y alternativas como un portal o web de cada gobierno, que disponga  y que permita saber quiénes se presentan, qué distrito o espacio es de su competencia jurisdiccional, qué declaran u ofertan respecto de su proyecto político, cómo es su historial  de cumplimiento y si sus atributos de valor para desarrollar el desafío propuesto se aprecian como factores que se riñen o permeabilizan el potencial cumplimiento de su apuesta programática.

En definitiva, es posible reducir las brechas de información y los criterios de valor a informar en los procesos eleccionarios, ello en definitiva, fortalecerá el proceso de elección de cada lugar donde este se ejerza, y empoderará, a los electores para escoger de un modo más informado, que es en definitiva, lo que se debiera esperar para estos procesos, en la era del conocimiento.


  ARRIENDOS DE CORTA ESTANCIA  El futuro es dinámico... Flexibilidad, adaptación al mercado, nuevo modelo de negocios, tecnología, plata...