En el transcurso del tiempo, han habido diversas industrias que han permitido el desarrollo económico y social a
muchos mercados, basados en su capacidad de gestión, capital y conocimiento, en sectores tan disímiles como el energético, financiero y turismo entre muchos otros. Todo ello, como una base para perfilar oportunidades y mejor calidad de vida a las personas y
sus países.
Sin duda alguna, los volúmenes de
divisas que se generan en diversos mercados como destino turístico, contribuyen
a validar la importancia relativa que tiene y aportan a cada economía. El
turismo, en particular, ha experimentado un proceso de pleno crecimiento fundado en una
demanda muy heterogénea y diversifica, desde los “springbreakers” hasta el turismo de tercera edad.
En Latinoamérica hay países con
una amplia experiencia de décadas, orientados al desarrollo de esta actividad y
otros más recientes, han alcanzado en muy poco tiempo, un estatus en
infraestructura y estándares de servicio que dan cuenta del interés y vocación
que ha comenzado a emerger.
Los incentivos para la aparición
de nuevos actores en el mercado hotelero, enfocado a diversos nichos y modelos
de servicios, tales como líneas aéreas, proveedores de servicios e insumos, mano de obra
calificada, entre otras, son una respuesta innegable a la cadena de valor que
requiere la oferta de servicios
turísticos de cada mercado en el antes, durante y después de que un turista
evalúa un destino, invierte, viaja, descansa y regresa de él.
En este sentido el rol que vienen
a desempeñar las políticas públicas de cada país, ha sido fundamental en
definir condiciones y asistir los procesos de visualización pública a nivel
global, de inversión, de cuidado del medio ambiente, de condiciones que
permitan crear incentivos atractivos tanto a los inversionistas, operadores y
público que demanda de nuevos destinos y ofertas de temporadas y de nichos por
seducir.
En definitiva, lo que se espera
de esta esta actividad, es que contribuya en cada mercado en el proceso de
incorporación y transformación, en una oportunidad, para hacer del turismo una
herramienta en la perspectiva de reducir la pobreza, incentivo que anima no
sólo a las autoridades políticas de cada país, sino a sus propios ciudadanos.
Por ello, el rol de la
sostenibilidad juega un rol tan relevante, no sólo en la perspectiva de lo que
señalaba el economista inglés Charles Handy, respecto de reelaborar la lógica de
sugerir un nuevo paradigma para los negocios del mundo capitalista, “Para quién
son los Negocios”, sino de producir desempeños globales y balanzas comerciales muy a favor de incrementar
el crecimiento, desarrollo y riqueza de un modo más horizontal a la población y
al resguardo y protección de sus recursos naturales.
Nota publicada originalmente, en editorial de revista Turismo4, en http://www.turismocuatro.cl/t4revista/#p=18