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Magíster en Comunicación Social, Consultor en Comunicación, Crisis Corporativas y RSE. Socio de Global Business Comunicaciones, www.gbcom.cl, Santiago de Chile http://cl.linkedin.com/in/sergiov1

martes, 25 de octubre de 2016

IDENTIDAD TURÍSTICA


La gastronomía se está convirtiendo en una industria que crece, pero que adicionalmente, pueden contribuir en resaltar algunas diferencias positivas en la identidad de marca de cada país.



La gastronomía es una relación que se establece entre las personas y su nutrición, en un contexto social, geográfico y humano. Alvin Toffler, señalaba que para entender el desarrollo humano, podíamos hacerlo a partir de tres grandes hitos que él denominó “olas”.
La primera Ola, era el periodo en que el hombre descubre la agricultura, deja de ser nómade y es el inicio de los distintos asentamientos humanos y su más primigenio desarrollo social, ahora podemos cosechar y así producir una agricultura y ganadería que nos permite comenzar a transformar el medio ambiente.
Luego sugirió que La segunda Ola, era la que daba cuenta de la revolución industrial, y de la máquina a vapor. Dejamos de producir desde nuestro esfuerzo físico y el de los animales y logramos producir en serie, así aumenta el crecimiento demográfico y los volúmenes de producción, emerge el concepto de familia nuclear y de educación, y surge la imprenta y la prensa, naciendo con ello, los medios de comunicación social, como el periódico.
Finalmente, surge la tercera Ola, del conocimiento. Acá el mundo germina como lo vemos hoy, la personalización, el impacto de las TI, comunicaciones, aumento exponencial de conocimiento, la sociedad y la familia se diversifica en un sin número de formas y relaciones humanas. Nos globalizamos y la identidad vive una dinámica de contaminación  - positiva/negativa - irrefrenable, en parte por las comunicaciones, la tecnología, en parte por la posibilidad de trasladarnos por el mundo sin restricciones y la gastronomía en este proceso vive una experiencia de cambio,  de internacionalización, de identidad.
De hecho cuando alguien viaja,  quiere conocer y comprender la cultura local, no sólo quiere ver y saber de lo nuevo, sino que quiere probar, degustar qué comen, con qué sabores, texturas, aromas y con ello reconocer desde otros sentidos, la esencia del nuevo lugar al que se llegó. Por cierto, que hay países que han logrado transcender a través de su gastronomía, Japón lo hizo a través del sushi, Argentina a través de la carne asada, Italia con sus masas y pastas, Perú con el cebiche, etc. Pero después de cruzar el umbral de este logro de identidad país, cada región, cada ciudad, cada localidad tiene sus secretos, sus sabores sus logros  e identidad culinaria.
Esto ayuda a entender que mucha gastronomía regional, que está en la eterna disputa del origen, (“…es mía”, “…no por favor”, “…la hacemos desde siempre”,”… de ningún modo…”, etc.) y que luego se descarta la posibilidad de aceptarse o adaptarse como identidad gastronómica, y ello es justamente lo que debe ser resaltado, no negando al otro u otra cultura, o entregando premios de consuelo.
Alguien me comentaba, que conversando con turistas alemanes de paso en Chile, destacaron lo inolvidables que resultaron los “completos”, entre otros alimentos mencionados. De hecho, recordé el mediático paso de Anthony Bourdain, el chef de Tv cable, por Chile y creo que todos nos preguntábamos a qué lugares iría, para reconocer el ADN gastronómico de este lado de América del sur. Después de visitar distintos lugares, beber - que siempre lo hace - y probar comida, habló del completo en la versión chilena, las empanadas de mariscos, sopaipillas, vino con helado – terremoto -, caldo de “pata”  - cerdo - y lomitos de cerdo, entre otros. Yo discrepo de la guía que tuvo, pero en gran medida, me parecen bien estos alimentos y brebajes, ya que como varios otros, los aceptamos como una parte de nuestra historia e identidad cultural.

Así que perfectamente, podría volver a formularse la pregunta referida a si por muy cosmopolita que resulte un alimento, no cobra valor y en particular toma identidad, cuando se hace un imperdible de cada sociedad. Con sus rasgos, con su impronta, por lo demás; imagino que al menos eso dirán los Neoyorkinos de sus “hotdogs” como los chilenos de nuestros “italianos”            - hoddogs con palta, tomate y mayonesa -,  y por cierto, cada región y localidad aprovechando su geografía, su clima, sus condiciones, su historia y la adaptación que las nuevas generaciones hacen al tomar las tradiciones y rearticularlas, en nuevas posibilidades que sigan haciendo de éstas, una muestra más de la identidad cultural y gastronómica de cada lugar por visitar.

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