La
gastronomía se está convirtiendo en una industria que crece, pero que
adicionalmente pueden contribuir en resaltar algunas diferencias positivas en
la identidad de marca de cada país.
La gastronomía es una relación que se establece entre las personas y su
nutrición, en un contexto social, geográfico y humano. Alvin Toffler, señalaba
que para entender el desarrollo humano, podíamos hacerlo a partir de tres
grandes hitos que él denominó “olas”.
La primera Ola, era el periodo en que el hombre descubre la agricultura,
deja de ser nómade y es el inicio de los distintos asentamientos humanos y su
más primigenio desarrollo social, ahora podemos cosechar y así producir una
agricultura y ganadería que nos permite comenzar a transformar el medio
ambiente.
Luego sugirió que La segunda Ola, era la que daba cuenta de la revolución
industrial, y de la máquina a vapor. Dejamos de producir desde nuestro esfuerzo
físico y el de los animales y logramos producir en serie, así aumenta el
crecimiento demográfico y los volúmenes de producción, emerge el concepto de
familia nuclear y de educación, y surge la imprenta y la prensa, naciendo con
ello, los medios de comunicación social, como el periódico.
Finalmente, surge la tercera Ola, del conocimiento. Acá el mundo germina
como lo vemos hoy, la personalización, el impacto de las TI, comunicaciones,
aumento exponencial de conocimiento, la sociedad y la familia se diversifica en
un sin número de formas y relaciones humanas. Nos globalizamos y la identidad vive
una dinámica de contaminación - positiva/negativa
- irrefrenable, en parte por las comunicaciones, la tecnología, en parte por la
posibilidad de trasladarnos por el mundo sin restricciones y la gastronomía en
este proceso vive una experiencia de cambio,
de internacionalización, de identidad.
De hecho cuando alguien viaja,
quiere conocer y comprender la cultura local, no sólo quiere ver y saber
de lo nuevo, sino que quiere probar, degustar qué comen, con qué sabores,
texturas, aromas y con ello reconocer desde otros sentidos, la esencia del
nuevo lugar al que se llegó. Por cierto, que hay países que han logrado
transcender a través de su gastronomía, Japón lo hizo a través del sushi,
Argentina a través de la carne asada, Italia con sus masas y pastas, Perú con el
cebiche, etc. Pero después de cruzar el umbral de este logro de identidad país,
cada región, cada ciudad, cada localidad tiene sus secretos, sus sabores sus
logros e identidad culinaria.
Esto ayuda a entender que mucha gastronomía regional, que está
en la eterna disputa del origen, (“…es mía”, “…no por favor”, “…la hacemos
desde siempre”,”… de ningún modo…”, etc.) y que luego se descarta la
posibilidad de aceptarse o adaptarse como identidad gastronómica, y ello es
justamente lo que debe ser resaltado, no negando al otro u otra cultura, o
entregando premios de consuelo.
Alguien me comentaba, que conversando con turistas alemanes de paso en
Chile, destacaron lo inolvidables que resultaron los “completos”, entre otros
alimentos mencionados. De hecho, recordé el mediático paso de Anthony Bourdain,
el chef de Tv cable, por Chile y creo que todos nos preguntábamos a qué lugares
iría, para reconocer el ADN gastronómico de este lado de América del sur. Después
de visitar distintos lugares, beber - que siempre lo hace - y probar comida,
habló del completo en la versión chilena, las empanadas de mariscos, sopaipillas,
vino con helado – terremoto -, caldo de “pata” - cerdo - y lomitos de cerdo, entre otros. Yo
discrepo de la guía que tuvo, pero en gran medida, me parecen bien estos
alimentos y brebajes, ya que como varios otros, los aceptamos como una parte de
nuestra historia e identidad cultural.
Así que perfectamente, podría volver a formularse la pregunta referida a
si por muy cosmopolita que resulte un alimento, no cobra valor y en particular toma
identidad, cuando se hace un imperdible de cada sociedad. Con sus rasgos, con
su impronta, por lo demás; imagino que al menos eso dirán los Neoyorkinos de
sus “hotdogs” como los chilenos de nuestros “italianos” - hoddogs con palta, tomate y
mayonesa -, y por cierto, cada región y
localidad aprovechando su geografía, su clima, sus condiciones, su historia y
la adaptación que las nuevas generaciones hacen al tomar las tradiciones y rearticularlas,
en nuevas posibilidades que sigan haciendo de éstas, una muestra más de la
identidad cultural y gastronómica que cada lugar tiene como parte de su propia historia.