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Magíster en Comunicación Social, Consultor en Comunicación, Crisis Corporativas y RSE. Socio de Global Business Comunicaciones, www.gbcom.cl, Santiago de Chile http://cl.linkedin.com/in/sergiov1

miércoles, 8 de octubre de 2014

VALPARAÍSO y LA ALDEA GLOBAL



Desarrollo, comunidades y comunicación

El puerto de Valparaíso, sin duda, es sinónimo en buena medida, de una tradición irrevocable de multiculturalidad transversal. Posee una vocación de antagonismos, lo local y cosmopolita, la tradición y el cambio, el desarrollo y el estatus quo. Aunque sus cifras, en materia de desempleo, productividad y crecimiento hacen indesmentible un escenario de desarrollo no del todo optimista, con  tendencias que apuntan a un cierto consenso de falta de crecimiento y de ausencia de signos de hegemonía regional a nivel país, esta ciudad está en búsqueda de retomar un camino de desarrollo inclusivo con sus habitantes.

Valparaíso, requiere mejorar de un modo transversal y con ciertas urgencias, tanto en lo cuantitativo como cualitativo, no sólo en su capacidad productiva, sino en la generación de empleo, de desarrollo portuario, vial, inmobiliario, industrial, tecnológico, como polo de desarrollo y atracción turística, cultural, en definitiva; este proceso de cambio y desarrollo, debe estar orientado en alcanzar un destino común para sus habitantes, que signifique edificar bases sólidas, perdurables y al alcance de todos.   

Los grandes temas por abordar y resolver, parecen destinados a desplazarse en el marco de un protagonismo desde la asimetría social, cultural, política, y en particular desde muchos más ángulos, interpretaciones, pulsiones y miradas que obligan a comprender la complejidad y la exigencia que supone ponernos de acuerdo como ciudadanos, en especial,  cuando la incertidumbre del desarrollo, es un marco referencial, basado principalmente en las desconfianzas hacia las estructuras de poder, por interpretar y resolver correctamente y alineada con los distintos actores o segmentos sociales, que dan forma a la sutil complejidad de esta ciudad puerto.

En esta perspectiva, las experiencias de otros grupos sociales, enfrentados a escenarios políticos reñidos por buena parte de la sociedad, es una experiencia disonante, indeseable, pero actual. En este contexto, los sistemas de comunicación nos muestran, no sólo ubicuidad en las ideas y alineamiento de grupos antes ignorados, sino que de su capacidad al abrir, articular y liderar campos de presión, sobre cualquier actor público y con ello demostrar su capacidad de desestabilización, a las que nadie a nivel público y corporativo, puede y debe estar indiferente.

En esta perspectiva, existen innumerables casos de connotación pública, que muestran el rol deliberativo y persuasivo que han adquirido los grupos organizados a través de las redes sociales, para alcanzar luego a través de los medios de comunicación y líderes de opinión, aliados y mayor exposición, conformando alcances e impactos basados en posiciones contra empresas y personas que se convirtieron en blanco  de sus campañas. Un ejemplo reciente y de larga data, ha sido el conflicto entre la Empresa Portuaria de Valparaíso, EPV., con la comunidad por proyecto Mall Barón, posicionándose como un conflicto, que mirado con perspectiva histórica y más allá que se hayan cumplido a cabalidad, por los actores interesados, lo que la institucionalidad exige para estos procesos, demuestra que la comunidad es parte interesada en deliberar y definir su propio destino y resulta, sensato crecer bajo los acuerdos y consensos de cómo se debe alcanzar el desarrollo productivo y social.

Esta es una mirada que nos debiera permitir reflexionar sobre qué debe cambiar para elaborar una forma de desarrollo que no sólo descanse en la necesidad de contar con inversionistas, tecnología y proyectos, o sobre la importancia de generar empleo, o sobre el interés de encontrar mecanismos y formas de alcanzar el desarrollo económico tan fundamental para cualquier comunidad, ciudad país, sino de cómo el desarrollo se debe resolver, en el marco de la participación transversal y la posibilidad de deliberación más simétrica, más transparente, menos impuesta. La colaboración debe estar por sobre imposición, la participación transversal democrática, por sobre la hegemonía de los grupos del poder.

El futuro de Valparaíso y cualquier ciudad, en Chile u otro país del mundo, en la era del conocimiento y de la comunicación simétrica, debiera estar orientada a ser parte un proceso de mejora permanente, de integrarse a  un paradigma de mayor tolerancia, donde la búsqueda de alcanzar mejores estándares de vida es un objetivo transversal, legítimo y donde la complejidad de deliberar y ponerse de acuerdo de modo responsable y sustentable, resulta fundamental para mejorar genuinamente en el modo de hacer de nuestras ciudades, espacios con oportunidades, con ciudadanos iguales ante la ley y el mercado, donde los privilegios no sean adquiridos, sino sean el resultado del esfuerzo y las capacidades individuales y de grupos.  

Estos nuevos escenarios sociales, plantean un desafió que nos sugiere a todos sin excepción, ser parte contribuyente de las definiciones de cambio a la hora de mejorar, en orden a que la paz social, el desarrollo económico y la participación es una responsabilidad que la sociedad debe construir desde y hacia todas las direcciones, el poder ya no está sólo y se ejerce únicamente desde las estructuras tradicionales, conocidas, sino que se hace presente a través de la declaración de molestia y desacuerdo público de la sociedad, que parece no estar dispuesta a quedarse indiferente respecto de cómo se construye y se mejora desde la verticalidad, sino como desde un espacio público, más transversal, donde muchos quieren ser parte fundamental del cambio, al entenderlo, construirlo y mejorarlo.


lunes, 8 de septiembre de 2014

EL DEPORTE COMO PRODUCTO TURÍSTICO

El deporte, es fundamental en muchos sentidos para el desarrollo del ser humano, y su práctica en las más variadas disciplinas se está convirtiendo a nivel global, en una experiencia de masas

 
Sin duda, los pasados 50 años se podrían calificar como un periodo “breve”, una inflexión de tiempo, comparado con la historia de la humanidad, pero sin duda este periodo, ha sido de un impacto inconmensurable. Sólo como referencia, podemos constatar que desde el año 1800, la población mundial era cercana a los 1.000 millones de habitante, pero ya para fines del 2000 ésta había aumentado a casi 6.000 y para fines de 2011 estábamos en los 7.000 millones.
 
Las consecuencias de este sólo fenómeno, tienen múltiples aspectos destacados por observar. Uno de ellos sin duda es el cuidado e interés que tiene la población por vivir más, y como silogismo de esta expectativa, disponemos de facilidades, mejor acceso, así como más y mejor nutrición.
 
La experiencia de vida está sometida al cuestionamiento y a una búsqueda de sentido, los notables avances en medicina, biotecnología, comunicaciones y en conocimiento general son un aporte más.  Y en este contexto, el deporte en las personas, se ha erguido, como una necesidad indiscutible para desarrollo humano,  que asiste y permea este tipo de intereses.
 
El deporte, resulta inherente y necesario en muchos sentidos a la vida de cada ser humano en sus distintas etapas, ya sea por el fortalecimiento del desarrollo físico en la primera etapa de crecimiento, y posteriormente a nivel sistémico por estimular el sistema nervioso en el organismo al liberar endorfinas, mejorar la confianza, aliviar la ansiedad y fortalecer en términos amplios el desempeño del cuerpo y psiquis.
 
En este contexto, la práctica deportiva ha derivado en las más variadas disciplinas a través de la historia, y por lo mismo se ha convertido en un fenómeno progresivo de demanda a nivel global. En este sentido, podemos segmentar por condiciones climáticas, geográficas, y turísticas algunos deportes que se empiezan a posicionar como incentivos directos en el consumo turístico a nivel global.
 
Por ello, el Montañismo en Himalayas (Everest, K2), el Running y Maratones como la USA (New York), Alemania (Berlín), Inglaterra (Londres), Grecia (Atenas), etc., el Surf en Hawai (Waikiki), Australia (Wollongong), o Chile (Pichidangui);  el Buceo en México (Cozumel),  Fiji (Savusavu), Costa Rica (Isla Cocos), la práctica del Esqui o Snoboard, en USA (Colorado), Suiza (Zermatt), Chile, (Zonas centro y sur), la Pesca Deportiva para aguas continentales o dulces (ríos, lagos, etc.) y de mar, entre algunas por mencionar.
 
Todos estos destinos y disciplinas deportivas, requieren de condiciones naturales e infraestructura para desarrollar y vivir las mejores prácticas. Pero eso, su oferta, debe incluir estándares de servicio que hagan de la experiencia e interés en viajar, y en seleccionar destinos, para realizar estas prácticas, una experiencia especial, muchas veces única e inolvidable.
 
En esta perspectiva, las políticas de la industria turística en cada país, así como de los operadores turísticos, tienen la oportunidad de tomar las ventajas comparativas de ofertar actividades y disciplinas deportivas, como un valor agregado, o como un objetivo diferencial de primer nivel, que hace más atractiva la oferta, con ello,  la segmentación no sólo es de un usuario que dispone de los recursos necesario para viajar a un lugar determinado, sino que su decisión de destino, será resuelta por la posibilidad y privilegio de practicar su deporte favorito en las mejores condiciones y lugares a nivel global.
 
El desafío para los turistas que quieren viajar, sólo por practicar su deporte favorito, es encontrar ofertas turísticas con genuinos incentivos, que sean capaz de calzar con sus expectativas y finalmente satisfacer sus necesidades de competición, simple práctica, descanso, y servicio a un precio atractivo.
 
Por esto, las ofertas que sean capaces de entender que esta ecuación debe integrar, destinos atractivos, estándares en servicio, infraestructura, entornos irrepetibles, y condiciones que hagan irresistible o al menos tentador evaluar las mejores ofertas disponibles en el mercado del turismo deportivo, serán las que resultarán premiadas con la selección de turistas incentivados a practicar su deporte favorito en los mejores destinos a nivel global.
 
 

lunes, 18 de agosto de 2014

IDENTIDAD TURÍSTICA

La gastronomía se está convirtiendo en una industria que crece, pero que adicionalmente pueden contribuir en resaltar algunas diferencias positivas en la identidad de marca de cada país.



La gastronomía es una relación que se establece entre las personas y su nutrición, en un contexto social, geográfico y humano. Alvin Toffler, señalaba que para entender el desarrollo humano, podíamos hacerlo a partir de tres grandes hitos que él denominó “olas”.
La primera Ola, era el periodo en que el hombre descubre la agricultura, deja de ser nómade y es el inicio de los distintos asentamientos humanos y su más primigenio desarrollo social, ahora podemos cosechar y así producir una agricultura y ganadería que nos permite comenzar a transformar el medio ambiente.
Luego sugirió que La segunda Ola, era la que daba cuenta de la revolución industrial, y de la máquina a vapor. Dejamos de producir desde nuestro esfuerzo físico y el de los animales y logramos producir en serie, así aumenta el crecimiento demográfico y los volúmenes de producción, emerge el concepto de familia nuclear y de educación, y surge la imprenta y la prensa, naciendo con ello, los medios de comunicación social, como el periódico.
Finalmente, surge la tercera Ola, del conocimiento. Acá el mundo germina como lo vemos hoy, la personalización, el impacto de las TI, comunicaciones, aumento exponencial de conocimiento, la sociedad y la familia se diversifica en un sin número de formas y relaciones humanas. Nos globalizamos y la identidad vive una dinámica de contaminación  - positiva/negativa - irrefrenable, en parte por las comunicaciones, la tecnología, en parte por la posibilidad de trasladarnos por el mundo sin restricciones y la gastronomía en este proceso vive una experiencia de cambio,  de internacionalización, de identidad.
De hecho cuando alguien viaja,  quiere conocer y comprender la cultura local, no sólo quiere ver y saber de lo nuevo, sino que quiere probar, degustar qué comen, con qué sabores, texturas, aromas y con ello reconocer desde otros sentidos, la esencia del nuevo lugar al que se llegó. Por cierto, que hay países que han logrado transcender a través de su gastronomía, Japón lo hizo a través del sushi, Argentina a través de la carne asada, Italia con sus masas y pastas, Perú con el cebiche, etc. Pero después de cruzar el umbral de este logro de identidad país, cada región, cada ciudad, cada localidad tiene sus secretos, sus sabores sus logros  e identidad culinaria.
Esto ayuda a entender que mucha gastronomía regional, que está en la eterna disputa del origen, (“…es mía”, “…no por favor”, “…la hacemos desde siempre”,”… de ningún modo…”, etc.) y que luego se descarta la posibilidad de aceptarse o adaptarse como identidad gastronómica, y ello es justamente lo que debe ser resaltado, no negando al otro u otra cultura, o entregando premios de consuelo.
Alguien me comentaba, que conversando con turistas alemanes de paso en Chile, destacaron lo inolvidables que resultaron los “completos”, entre otros alimentos mencionados. De hecho, recordé el mediático paso de Anthony Bourdain, el chef de Tv cable, por Chile y creo que todos nos preguntábamos a qué lugares iría, para reconocer el ADN gastronómico de este lado de América del sur. Después de visitar distintos lugares, beber - que siempre lo hace - y probar comida, habló del completo en la versión chilena, las empanadas de mariscos, sopaipillas, vino con helado – terremoto -, caldo de “pata”  - cerdo - y lomitos de cerdo, entre otros. Yo discrepo de la guía que tuvo, pero en gran medida, me parecen bien estos alimentos y brebajes, ya que como varios otros, los aceptamos como una parte de nuestra historia e identidad cultural.
Así que perfectamente, podría volver a formularse la pregunta referida a si por muy cosmopolita que resulte un alimento, no cobra valor y en particular toma identidad, cuando se hace un imperdible de cada sociedad. Con sus rasgos, con su impronta, por lo demás; imagino que al menos eso dirán los Neoyorkinos de sus “hotdogs” como los chilenos de nuestros “italianos” - hoddogs con palta, tomate y mayonesa -,  y por cierto, cada región y localidad aprovechando su geografía, su clima, sus condiciones, su historia y la adaptación que las nuevas generaciones hacen al tomar las tradiciones y rearticularlas, en nuevas posibilidades que sigan haciendo de éstas, una muestra más de la identidad cultural y gastronómica que cada lugar tiene como parte de su propia historia.



lunes, 4 de agosto de 2014

PRESENTE Y FUTURO DE LA SOSTENIBILIDAD EN EL MUNDO

No parece del todo alentadora, la encrucijada que como especie nos hemos impuesto en materia medio ambiental en pleno siglo XXI y era del conocimiento, ya que las pérdidas a nivel global de la biodiversidad son un hecho.


Una de las consideraciones, inherentes a comprender el estadio de la sostenibilidad en el mundo, supone aceptar un aspecto que resulta de alta complejidad, por un lado referido en términos amplios, al deterioro y contaminación de suelos con destino agrícola, de contaminación por residuos industriales, urbanos, sanitarios; de aumento de la deforestación a nivel global, así como del deterioro de la capa de ozono, en definitiva y como consecuencia de lo anteriormente señalado: pérdida de biodiversidad a nivel global.
Sólo como muestra, en diciembre de 2013, se hizo público en Chile, el “Informe País: Estado del Medio Ambiente Chile 2012”, en el que se evidencia la seriedad del deterioro del patrimonio natural,  y que lamentablemente se ha reducido en los últimos 10 años. Ahí se señala que: Chile está ahora más reducido y sus ecosistemas han perdido componentes y grados de funcionamiento”. (5to Informe, del Centro de Análisis de Políticas Públicas, del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile)
En esta perspectiva, nos encontramos con un problema de perfil sistémico y de resolución ética,   tanto al momento de cuantificar correctamente qué impacto tienen las emisiones de gases invernadero que cada economía genera y las consecuencias de esta situación a nivel global,  en particular en relación con el cambio climático.  Todo ello, nos permite plantearnos distintos aspectos, relativos comprender  cuál es el rol de las personas, empresas y gobiernos para lograr abordar una situación tan compleja, global y tan significativa como el calentamiento global y sus alcances para la vida.
En esta línea de pensamiento, resulta imposible pasar por alto el rol que deben jugar, tanto los gobiernos como las empresas, a la hora de incorporar cambios que se traduzcan en una nueva forma de producir y articular sus propias economía.
Lo cierto, es que la realidad no resulta del todo optimista, esto se funda  en la compresión que no todos los actores corporativos -empresas que no adhieren, o lo hacen por razones reputacionales o por simple presión de los inversionistas a políticas de sostenibilidad-, ni los gobiernos -USA fuera del  "Tratado de Kioto"  y aportando un 25% a nivel global de gases invernadero-, están plenamente conscientes del papel que juegan en este contexto al momento de producir de modo sostenible, ni cómo deben asumir su propio rol respecto de adoptar posiciones y políticas corporativas, en particular cuando no logran resolver un problema fundamental para  fijar incentivos en este cambio de funcionamiento. Me refiero, a la incapacidad de medir, la rentabilidad de invertir en políticas y prácticas operacionales que tiendan a fijar conductas sostenibles en sus procesos. Sobre ello, Carlos Vergara, en el (Reto de la sostenibilidad en las empresas” de Harvard Deusto Business Review"), indica que la disponibilidad corporativa, en estas materias existen, pero se enfrentan a un problema: La falta de correlación entre la sostenibilidad y el valor del negocio. Por ello se ha puesto como una necesidad la importancia de cuantificar el valor de las inversiones en esta materia, caso contrario, indica, corren el riesgo de convertirse en un gasto operacional más y estos, en esa condición,  tienen el riesgo latente de ser eliminados en cualquier momento. 

Además hay que señalar dos tendencias que se contraponen. La primera señala que algunos segmentos de consumidores, parecen preferir productos que se elaboran bajo parámetros de sostenibilidad. La segunda, adhiere a que no hay fidelidad de marca, sobre muchos productos de consumo a nivel global y eso lleva a establecer tendencias sobre las preferencias, y fundamentalmente sobre el valor final de productos, de modo que si las empresas que los producen no son sostenibles, eso no les hará cambiar de opinión sobre su forma final de consumo. 

Entonces, tenemos una dicotomía latente, pues si no hay relación definitiva entre ser sostenible y rentable, la evaluación de las acciones corporativas sostenibles se debilitan o al menos se hace más lenta su integración, en particular cuando las legislaciones y la institucionalidad medioambiental de cada economía, no afecta a muchas industrias y empresas, por lo que seguir en el mercado sin tener que responder por sus operaciones a la obligatoriedad medio ambiental de cada país o de ética y sostenibilidad, no parecen suficiente incentivo. Por ello, la decisión de ser sostenible,  sería sólo fundada en el espíritu de agregar atributos de valor a la marca y a la reputación como rasgos de diferenciación, que no siempre son un factor clave a la hora de elegir de los consumidores.
En este contexto, hay un aspecto que parece fundamental, y ese es la importancia de transmitir y educar a la sociedad y los mercados sobre qué está pasando respecto de los gases invernadero, cómo está generando perjuicios a la vida la polución y cuáles son los resguardos necesario para detener y preservar a los ecosistemas en franco deterioro, en particular, poniendo énfasis respecto de qué consecuencias e impactos están generando y tendrán para cada uno de nosotros.
En esta perspectiva, es fundamental el mérito y relevancia que por un lado, tienen el sistema político de cada país, articulado desde sus respectivos gobiernos, en torno a que sean capaces de definir y mejorar políticas claras para sus mercados y en la coordinación global con otras economías que validen estos principios. Y de las empresas, en ser actores productivos, que respetan y honran prácticas sostenibles.
Los consumidores y la sociedad, deben entender el mérito de estas definiciones y consumir premiando a quienes respetan sus propios procesos productivos bajo políticas sostenibles transparentes, de modo que las empresas que contaminan o no adhieran a prácticas sostenibles,  no tengan incentivos para seguir generando perjuicios sociales y medioambientales por su forma de producir y estén destinadas a desaparecer.


martes, 6 de mayo de 2014

DESARROLLO VIRTUAL



Más de la mitad del contenido que hoy se comparte,  a través de la redes sociales - un 52% -, ya se registra en los dispositivos móviles.

Internet, sin duda, es sinónimo de cambio, de desarrollo y expansión en la era del conocimiento.  Es en definitiva, el eje de un nuevo paradigma. Básicamente, el crecimiento y el desarrollo en esta etapa que nos toca presenciar,  es genuinamente revolucionario. No en vano, en un periodo promedio de 15 años, el crecimiento en la red ha sido literalmente de más de 2.460 millones de usuarios, es decir; una tasa de crecimiento anual del orden de 144 millones de personas, que se integran a la red, año tras año y una de las razones que articula esta tendencia, ha sido el rol que han jugado, a nivel global, las comunicaciones inalámbricas. De hecho, existen más de 7.000 millones de dispositivos en el mundo, y eso por si solo, hace que el mundo esté  técnicamente hiper-conectado.

En este contexto, uno de los beneficios más potentes que se observan, en estas tendencias globales de conectividad, es que cerca del 95% del total de información existente, está digitalizada y lo más relevante, es que está disponible en la red.

En definitiva, la actual estructura de conectividad, se resuelve gracias al estadio desarrollo tecnológico y al impacto que este ha generado a nivel global.

Ahora, ¿esto es realmente positivo?, todo indica, sin tener que profundizar en el análisis que sí, pero surgen dudas, en especial a través de los medios de comunicación social, al sugerir muchas veces, tesis relativas al eventual impacto negativo que se presume estaría generando a nivel conductual en especial, en los segmentos etarios más jóvenes. 

Fundamentalmente en relación al nivel de aislamiento que provocaría estar muchas horas tras el computador. Lo que no representa duda alguna, es que el actual estadio de desarrollo, ha generado una reelaboración tanto de las relaciones, como de los roles, no sólo de las personas, sino que también de las organizaciones, en particular por su integración respecto de los modelos de conectividad desarrollados para sus stakeholders, de la dirección de sus contenidos y comunicaciones para construir su reputación y de los modelos comerciales a implementar, pero de modo muy especial, de cómo se les sanciona socialmente, cuando sus conductas se riñen con la evaluación positiva del consenso público.

En una perspectiva cultural, política, económica y social, es interesante revisar lo que los estudios están planteando, respecto del impacto positivo en los patrones conductuales que se verían en el uso de internet por las personas,  en particular en lo referido a que Internet no aísla a las personas, ni restringe su capacidad de sociabilización, sino que muy por el contrario, acrecentaría estas experiencias, pues estaría generando y potenciando  atributos de reforzamiento, en ámbitos como, la seguridad, liberta personal e influencia social.

Tal vez uno de las experiencias y aspectos más trascendentales se derive de las redes sociales y su capacidad de simetrizar relaciones y empoderar a sectores de un perfil alejado de los círculos de poder. Las experiencias de grupos sociales enfrentados a escenarios políticos desgastados y reñidos por buena parte de la sociedad es una experiencia de masas irreductible,  casos como las revoluciones árabes contra gobiernos dictatoriales, USA y Europa en contra de la crisis financiera, en Turquía y ahora último en Brasil, por el descontento social que ha generado en diversos sectores sociales, no contar en muchas regiones del país, con servicios y estructuras de salud fundamentales. En particular,  porque el país sí estuvo dispuesto a financiar el alto coste de la infraestructura deportiva que demandó la organización del Mundial de Fútbol. 

En Chile, hay muchos casos, especialmente los corporativos, de connotación pública, que muestran el rol deliberativo y persuasivo que han adquirido los grupos organizados a través de las redes sociales y los alcances e impactos que logrado sus posiciones contra empresas y personas que se convirtieron en blanco  de sus campañas.

A mediado de los años 90, hablar de bidireccionalidad comunicacional, en plataformas como Medios de Comunicación de Masas, era una metáfora, sólo los emisores tenían el poder y los grandes medios eran sinónimo de poder. 

Hoy la verticalidad de ese paradigma, se transformó y la comunicación en estos entornos se hizo horizontal, así los sectores sin voz, los menos ilustrados, los que hace menos de una década, no hubiesen podido hacer valer sus posiciones, hoy gracias al desarrollo de la tecnología y del mundo virtual han dado una dirección y un atajo a sus deliberaciones y objetivos de tribu. 

En una perspectiva macro, la combinación de Internet y el desarrollo de aplicaciones para uso masivo en conjunto  con el desarrollo de telefonía celular, han promovido una velocidad de cambio vertiginoso y han abierto puertas impensadas hace muy pocos años.  Por ello, el desarrollo que viene deberá integrar estas variables, sobre todo la de un desarrollo inclusivo y la tecnología, en este nuevo escenario,  se ha convertido en un valioso aliado de este irrefrenable cambio.



lunes, 7 de abril de 2014

TURISMO SUSTENTABLE



Recuerdo haber conocido una experiencia turística notable por el año 2001, en México. En aquel momento, me parecieron algo adelantados para la época. Xel-Ha, Xacaret e Isla Mujeres, tenían un modelo de turismo sustentable que sorprendía en diferentes aspectos. El primero, sin duda se trataba de un lugar bellísimo, muy bien pensado, que despertaba los sentidos y sentías el privilegio de vivir una experiencia motivadora, un especio de regocijo, de libertad, y hasta de algo que no encontramos en la cotidianidad de nuestras experiencias, esto era lo nuevo. Pero, lo que se hacía visible una vez que te rendías ante tan sublime experiencia, era el modelo de turismo sustentable que habían desarrollado. Ahí estaban, los antiguos pescadores artesanales, de la costa de Cancún, trabajando en las más diversas áreas del proyecto, para las cuales se habían capacitado, luego sus esposas se habían unido al regocijo de trabajar en un proyecto que era también familiar. Respetando el medio ambiente, siendo sustentables. Sin duda, mirándolo con perspectiva histórica, emprendieron una forma de hacer turismo que siguen despertando la admiración y marcando un modo de enfrentar esta actividad productiva como una experiencia de integración total, en el más amplio sentido de esta expresión.  

El turismo, como actividad de desarrollo humano, se ha constituido, en un pilar real de crecimiento económico para los países en desarrollo. Y asumiendo esa tendencia y posición a nivel global, cabe volver a refrescar la experiencia y el modelo que vi de un modo más experiencial, hace más de 13 años en la Riviera Maya.

En esta perspectiva, cabe recordar que el concepto de Desarrollo Sostenible, supone el criterio de moderación en la utilización de los recursos naturales, el respeto por el medio ambiente, supone resguardar una distribución que tienda a la equidad de las rentas globales de sus trabajadores. Y sin duda alguna, también integra la idea central de producción que no comprometa las capacidades de generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. Además, cabe citar que los ejes que sostienen el turismo sustentable son: El Eje Económico, Ambiental, Social y el eje Cultural.

La inevitable pregunta que uno se puede formular hoy es ¿cuánto se toman en serio las empresas turísticas su responsabilidad social?, ¿Los turistas, reconocen el mérito de ser respetuosos medioambientalmente de su propio recorrido?

El punto, es que la gestión moderna de las empresas, a nivel global e incluido el turismo, deben corregir la brecha existente, respecto de integrar más procesos limpios, sacar por costosos que resulten, sus procesos contaminantes, procurando respetar y cuidar los recursos naturales, así como los aspectos sociales intrínsecos de respeto a sus steakholders.

El desafío, es que sin duda alguna queda mucho espacio de mejora, tanto para los viajeros como para los actores comerciales, de modo de construir una cultura global (La dimensión sistémica de la sustentabilidad permite generar prácticas globales) que validen al turismo ecológico.

Viajar, aprender sin tener que dar cuenta del proceso, sino únicamente vivirlo, es refrescante, es un deseo que cada vez crece más y más en el mundo moderno. Es para muchos, la oportunidad a bajar la guardia, a escucharnos en nuestro divagar, a retomar contacto con nuestra experiencia de vida desde una compresión del mérito y valor del ocio, es una instancia de expansión gratificante y de nuevos sentidos a nuestro camino como seres humanos, pero hacerlo pensando en lo valioso y necesario que este sea sustentable, es en definitiva, un reto complejo; al que no podemos desde ningún punto de vista renunciar, es más; este es el desafío que el turismo como actividad y quienes lo consumimos, debemos promover y materializar, en este etapa del siglo XXI.





lunes, 3 de marzo de 2014

COMUNICACIÓN Y ANTI CULTURA



Resulta muy interesante apreciar el rol de observadores privilegiados, conscientes o no,  que nos ha tocado jugar en los distintos estadios de desarrollo comunicacional, en los últimos 70 ó 60 años, ya que hemos tenidos las más impactante apariciones de distintos medios de comunicación social, fundados en nuevos diseños, tecnologías, usos e impactos a nivel global.

Sólo como una pincelada del pasado, muchos se reirían si releyeran lo sucedido, respecto del comportamiento de las audiencias, del notable ejercicio radiofónico, en formato de noticiero, basado en la novela: “La Guerra de Los Mundos” de Herbert George Wells, adaptada y transmitida, 40 años después de su creación, en octubre de 1938;  por el destacado y versátil artista norteamericano G. Orson Welles, logrando generar una reacción de pánico social en la audiencia de la época, la que alcanzó a casi todo USA. La interpretación que ha prevalecido a través del tiempo, a esta experiencia de masas, sin duda, se relaciona con la ingenuidad de las audiencias.

Luego, en la década de los 50 y 60, emerge un medio de mayor potencia, la televisión, el que muchos críticos se atrevieron a premonizar como el medio que acabaría con la industria radiofónica. Aunque, para ser justos, la prensa escrita sugirió lo mismo de la radio, y mirado con perspectiva histórica, nada sucedió, y si miramos algo más actualizado, la TV cable no terminó con la TV abierta, y las plataformas digitales, tampoco eliminarán a los medios tradicionales.

Lo rescatable de estos procesos y sus interpretaciones históricas, es que más allá de si el modelo explicativo del impacto de los medios de comunicación social es carácter “hipodérmico” como se denominó al primer modelo teórico, respecto de cómo influían los medios de comunicación social, en especial la TV, en las audiencias, o de versiones más actualizadas e integradores como el modelo de interpretación comunicacional de Melvin de Fleur  y Sandra Ball-Rokeach. Los medios de comunicación social, y en particular la televisión abierta, están transmitiendo contenidos, muy pobres, lo que denominan como de entretención: farándula, concursos en diversos formatos, teleseries o telenovelas, reality´s, etc.

La TV paga, en cambio tiene opciones segmentadas, con parrillas muy variadas y para quienes lo deseen, programas de extraordinaria calidad en diversos formatos. El problema, es que si bien, las tendencias de penetración de la industria de operadores  de cable en Latino América, tiene una curva anual de crecimiento, este sigue siendo un servicio que en defintiva, no todos pueden pagar.

De hecho, quienes tienen mejores condiciones de ingresos, pueden acceder a la cultura que sintonice mejor con sus opciones, en cambio los segmentos más marginados, de menores recursos, en toda América Central y del Sur, tienen menos alternativas de acceso, a educación de calidad, oferta cultural, viajes, música, teatro, conferencistas, turismo, etc. Esto en definitiva plantea un problema y un desafío, en particular para los canales de TV abiertos, pues ellos son quienes pueden democratizar el acceso a contenidos de mayor valor, para quienes no tienen los recursos para comprar en el último de los casos, el pago mensual de la TV cable.

La existencia de los medios de comunicación masivos, resulta de gran importancia para distintos objetivos a nivel social, pero el acceso a áreas del desarrollo humano de mayor elaboración, conciertos, teatro, de contenidos de investigación, incluso de transparencia y fiscalización periodística, es un aspecto relevante, en la perspectiva de ofrecer contenidos de calidad a riesgo de hacer menos sólida la proyección comercial semestral o anual de inversión publicitaria. Las personas de menos recursos, han demostrado, en innumerables oportunidades, en distintos mercados, que cuando se informa adecuadamente, con la antelación correcta, sobre la presencia, de incluso un “Tenor de fama mundial” en un espectáculo clásico, la respuesta de rating es buena, y finalmente estimulante para las expectativas de visualización y contacto que tanto aversión suponen pueda ahuyentar a  los avisadores.



martes, 25 de febrero de 2014

HABLEMOS DE SUSTENTABILIDAD EMPRESARIAL: ¿RSE O EMPRESA SOSTENIBLE?


Consultor, Abogado Medio Ambiental

Consultor, Magister en Comunicación 

La humanidad ha llegado a un punto decisivo en su historia, prácticamente alcanzando un nivel límite para el uso de los recursos que la tierra nos brinda. Hasta ahora no nos habíamos dedicado a revisar esos límites, que nos parecían inexistentes, y en realidad, las actividades humanas hasta hace no más de 100 años, podían resultar insignificantes frente a lo que parecían ser un cúmulo interminable de recursos y el impacto negativo de los procesos operativos de múltiples industrias a nivel global.

No obstante, los sucesivos avances de nuestra ciencia y tecnología,  que han extendido el poder de la humanidad, y las acciones de algunos se pueden sentir en los más distantes puntos del globo. El mundo, ha cambiado a través y a partir de la acción humana; sin embargo, no nos estamos haciendo cargo de ese cambio adecuadamente, y esa circunstancia explica la crisis ambiental, que está determinada por el abrupto reconocimiento de los límites del planeta, que aparentemente desconocíamos hasta hace algunos años, pero que no podemos ignorar hoy.

Por supuesto, y este es un gran problema del cual hacernos cargo, prácticamente todas nuestras instituciones fueron creadas en un contexto distinto, previo a esta crisis, cuando los límites ambientales aun no eran reconocidos, y hasta ahora esas instituciones no habían querido o no habían podido evolucionar hacia una mirada moderna. No podemos explicar de otro modo que en algunas de ellas, por ejemplo, aún mantengan la visión depredadora de los recursos naturales, o que otras pretendan obtener ganancias y beneficios  a costa de la calidad de vida del entorno en que se localizan.

Sin embargo, el mundo en que dicha mentalidad era posible, está cambiando. Nuestra realidad actual, tanto desde la perspectiva de la naturaleza, como desde la perspectiva de las exigencias sociales, nos indica que a nuestro alrededor ya existe un entorno distinto, marcado por la crisis ambiental, donde el menoscabo de los componentes ambientales se palpa, se siente y se respira y en el cual el ciudadano se ha transformado: es cada vez más consciente, probablemente porque sufre en su vida diaria, el entorno degradado, pero además, porque está inmerso en nuestra cultura de medios y redes, y es cada vez más informado, o al menos pretende y ostenta serlo. Esa realidad, ciertamente no podemos evadirla, de manera que en la actualidad no puede plantearse actividad alguna, sino desde la perspectiva de la sustentabilidad. Al menos no desde el discurso. Hoy resulta absolutamente aberrante que un líder de opinión, un gestor, un ejecutivo del área privada, un director de un servicio público o un director de empresa nos hable desde la perspectiva del uso indiscriminado de recursos naturales, o desde la falta de consideración de variables ambientales y sociales en sus proyectos.

Podemos afirmar que la gestión sustentable está entonces en la base del accionar de cualquier institución moderna y debemos sostener que quien no incorpore esa variable a su gestión, va a quedar en el pasado y tendrá que confrontar las consecuencias de aquello.

La gestión sustentable, en el terreno de la administración empresarial, se enmarca hasta ahora fundamentalmente en la denominada RSE (Responsabilidad Social Empresarial), o RSC (Responsabilidad Social Corporativa). La Comisión Europea la define como ”A concept whereby companies integrate social and environmental concerns in their business operations and in their interaction with their stakeholders on a voluntary basis.”(Un concepto en el cual las empresas incorporan las preocupaciones sociales y ambientales en sus operaciones comerciales y en la interacción con interlocutores relevantes, de forma voluntaria).

Para muchos, hay una contradicción vital en este concepto, que surge de confrontar la pretensión de maximizar ganancias, lo cual es de la esencia de la empresa, con la incorporación de costos nuevos que pretenden satisfacer las necesidades de actores relevantes que rodean la gestión empresarial, y que eventualmente se ven afectados por ella, pero que son diversos de sus protagonistas clásicos: los dueños, o los accionistas, y los trabajadores. Estos actores son verdaderos terceros desde la antigua mirada empresarial. La mecánica y la habitualidad de la gestión empresarial se enfrenta entonces a la idea moderna de transformación hacia una acción consciente y responsable de los costos y externalidades negativas que se generan alrededor. Hay una natural resistencia en la empresa-institución, concebida bajo los paradigmas antiguos, previos a la crisis ambiental y previos a la idea de sustentabilidad, de incorporar estos nuevos costos que no van a devenir necesariamente en ganancias monetarias a corto plazo, sino en el mediano y  largo plazo, según lo señala Michael Porter, respecto de cómo resolver un problema de alcance global, que requiere una solución de gran escalabilidad.

Por eso, pensamos que más allá de la RSE, el camino de nuestra modernidad nos lleva  a una nueva empresa, a la que se ha denominado Empresa Sostenible, y que ciertamente ya existe.

La Empresa Sostenible, se define como un tipo de empresa (o cultura empresarial) que cree que invertir en mejorar las personas, las sociedades y su calidad de vida, es la base de su desarrollo presente y futuro, porque genera beneficios, cuantitativos y cualitativos, mutuos. Estas empresas son conscientes de que hay que considerar los intereses de la sociedad, lo que no es sólo una estrategia de marketing clásico, es una cultura a implementar de forma sostenida y que debe afrontar los problemas de educación, económicos, conflictos sociales, la pobreza y la calidad de vida en general, como cualquier actor social. Esta entidad simplemente sabe que sin ser sostenible no hay futuro, y por eso concibe e incorpora la sostenibilidad desde su núcleo. La empresa sostenible se proyecta a largo plazo en consideración a que sin el entorno está destinada a desaparecer y, por tanto, gestiona eficientemente sus recursos, cuida a quienes se relacionan con ella, estimula y protege el talento de quienes la integran, fomenta el crecimiento de sí misma y de quienes la rodean, no se asusta ante competencia sino que innova, y a partir de eso, genera ganancias.  Es una empresa proactiva, que planteada de esa forma, necesariamente lidera.

La transformación hacia ese tipo de entidad, constituye el futuro empresarial. Este es un camino que puede ser arduo y largo, en la medida de la voluntad y particularmente del ancho de la visión de futuro y cambio de quien la lidera entienda que ya no es exclusivamente responsabilidad del gobierno de turno o de las ONG´s orientadas a enfrentar este tipo de problemas, sino que las empresas también deben acuñar y liderar con su aporte  en la incorporación decidida del concepto de sustentabilidad y de desarrollo futuro que se necesita.


lunes, 3 de febrero de 2014

ESTRATEGIAS COMUNICACIONALES, TENDENCIAS DEL NUEVO SIGLO...



Las tendencias comunicacionales, en la era del conocimiento, sin duda se están gestando de un modo transversal desde la tecnología, y de modo muy especial en las redes sociales. La oportunidad de organización, protagonismo y de interacción en un sin número de procesos de comunicación simétrica, está generando oportunidades e incentivos, que permiten alcanzar, de un modo irrefrenable, roles protagónicos tanto a personas como grupos, que en otros estadios socio-tecnológicos, estaban destinados al irremediable anonimato. 

Estas tendencias a nivel de acceso a procesos de comunicación social, son un hecho de alcance global que no deja de sorprender, no sólo por lo inédito y por la velocidad de arraigo de estas prácticas, sino por el impacto que han generado y que siguen sobreviniendo en todo tipo de niveles, ya sea como estructuras comunitarias, hacia el poder político, de nichos corporativo, así como entre los más disímiles líderes de cada cultura a nivel planetario.

En esta perspectiva, el rol que deberá desempeñar nuestra conducta ética, –por la huella o historia digital- a nivel personal y muy especialmente a nivel organizacional, enfrentados al riesgoso descrédito público, en un espacio comunicacional de carácter global, de mayor accesibilidad, de simetría comunicacional y como consecuencia de lo anterior, de una ineludible conducta de transparencia en el presente inmediato, es por paulatino que pueda ocurrir, simplemente irreversible. Especialmente, respecto de las dinámicas que las empresas deben librar, tanto en el mercado como en sus operaciones, y de modo especial frente a sus stakeholders. 

Esta situación, nos sitúa frente a un cambio de paradigma. Las empresas, no sólo deben resguardar el rendimiento económico financiero, sino que además deberán integrar su rol ético, su huella medio ambiental, sus prácticas de responsabilidad social, todo;  en orden a modelar su reputación y con ello a comunicar y posicionarla, es decir, construir y gozar de los beneficios de una reputación bien valorada, que busca facilitar la compresión pública de la visión y misión corporativa de cada organización en el siglo XXI.  Esto supone, ni más ni menos que la posibilidad de alcanzar los más altos estándares de innovación y excelencia, y con ello, los niveles de plena confianza y aprobación que el mercado espera, premiando anónimamente, y dispensando selectivamente sus preferencias.

La comunicación en este contexto, articula un progreso sin precedentes, de carácter trascendental en muchos espacios de relevancia a la actividad humana, a nivel de gestión del cambio, de accesibilidad organizacional, de flexibilidad, de reelaboración de lo que es necesario y posible mejorar, y como un silogismo, de renovación en el pensamiento sistémico y acceso social. La comunicación y transparencia declarada, abren espacios como nunca antes se habría podido imaginar, a relaciones cada vez más vinculantes, desde una lógica e interacción más y más horizontal.

El malestar y la voz de muchos grupos a nivel global, sin adherencia más que a convicciones personales, de "tribus", de grupos emergentes, respecto del mérito innegable y transversal que está irrumpiendo: la vida con sentido, la productividad al servicio del ser humano. Por la cual sentirse orgullosos y no por el oportunismo de especular de los activos transables. Y de modo especial, de los acentos emergentes que se abogan por la instauración de políticas públicas de excelencia de los estados, en orden a que generen espacios de renovación basados en la equidad, en el respeto medio ambiental, para cada entorno, y para cada grupo humano.

Volviendo al origen, “comunicar” en esencia significa compartir, según su raíz latina comunis, dice relación con los términos común, público y social y comunicatio expresa la idea de participar en común o ponerse en relación. La era del conocimiento, parece haber facilitado la instalación de innumerables condiciones de favorabilidad, las que en definitiva, están impulsando el genuino sentido y mérito de comunicar y por sobre todo de entendernos de mejor modo en el siglo XXI.



  ARRIENDOS DE CORTA ESTANCIA  El futuro es dinámico... Flexibilidad, adaptación al mercado, nuevo modelo de negocios, tecnología, plata...